Todos los miedos de la sociedad norteamericana reunidos en una sola película.
¿Quién diría que finalizando el 2010 todavía pasan este tipo de cosas en el mundo del cine? Hace poco contaba sobre la situación horrible que vive el cine Iraní debido a la encarcelación de Jafar Panahi, algo que realmente conmociona al mundo cinéfilo, y por más que no haya punto de comparación con el tema que quiero comentar hoy, siento que hay algunos puntos en común: El miedo de la sociedad de ser devorada, muchas veces por hasta sus propios demonios.
Durante este último mes se está estrenando en Buenos Aires “El día del juicio final” (Unthinkable) una muy buena película de Gregor Jordan (Buffalo Soldiers) con un elenco realmente impecable de la mano de Samuel Jackson, Carrie-Anne Moss (Trinity en Matrix) y Michael Sheen, este último con el papel de un ciudadano Americano convertido a musulmán que por su conocimiento en armas (formo parte del ejercito en oriente medio) logro robar material para armar tres bombas nucleares caseras y las coloca en tres ciudades estratégicas de los Estados Unidos.
El resultado: Un thriller psicológico de lo mejor que se pudo ver en muchos años, con actuaciones dignas de mas de una nominación a premios de la academia, tocando uno de los temas mas urticantes en el mundo actual: El terrorismo.
Películas como esta hay miles, pero en este caso hay una vuelta de tuerca que hace que Unthinkable sea, a pocos días de terminar el 2010, una de los Films mas recomendados del año. Veamos un poco el por que:
H (Samuel Jackson) es básicamente un torturador. Uno realmente bueno (a la altura de los enfermos de Hostel) que aparentemente es convocado por el gobierno americano cada vez que tienen un interrogatorio ‘dicifil’. H intenta quebrar un Yousuff (Michael Sheen) completamente decidido a que millones de ciudadanos americanos mueran a menos que el gobierno acepte retirar todas sus tropas en oriente medio (un pedido, que a pesar de los medios, es muy razonable a esta altura). A medida que avanza la película, H va logrando autorización para avanzar en su interrogatorio y va saliendo a la luz una de las paradojas mas fuertes de nuestros tiempos. “¿Hasta donde somos capaces de llegar?”
“El día del juicio final” se anima a plantear todos estos interrogantes, exponiendo claramente los motivos que podrían llevar a un fanático religioso a hacer una locura como ésta, y lo que es capaz de hacer un gobierno para impedirlo, sin dejar nunca de preguntar a la audiencia que posición tomaría.
Pocas películas hoy día invitan a pensar, a tomar una postura, a reflexionar realmente. Esta película lo hace, por lo tanto en Estados Unidos se va directo al DVD, en Wikipedia se encuentra poco y nada, en YouTube se ofrece GRATIS, etc. Un film, que repito, tiene todo pero se termina quedando con nada y se estrena en Argentina casi… por la puerta de atrás.
No es nuevo que el gobierno americano mantenga a sus ciudadanos lo más dormidos posible frente miles de cuestiones que pasan frente a sus ojos a diario. Lamentablemente no extraña que siendo el 2010 la misma industria le de la espalda a películas de este tipo, que tientan a la gente a pensar, a preguntarse aunque sea un poquito sobre al menos la naturaleza humana.
El hombre occidental intenta individualmente cada vez con más fuerza, lograr un despertar conciente; se nutre de filosofías orientales, chamánicas, adivinatorias y hasta new-agers para lograrlo pero todavía no da el como sociedad y especie el primer paso. Este paso consiste en darse cuenta que somos los seres con menos compasión del planeta. Somos capaces de secuestrar, torturar, mutilar, violar, de asesinar no solo en forma individual sino masiva, hacemos esto a diario y si no lo hacemos damos vuelta la cara cuando hay que juzgarlo, no tenemos respeto ni por la naturaleza ni por nuestros hermanos no humanos, lo único que nos importa es seguir soñando con ser el centro de nuestro universo, tener un plato de comida al final del día y si es necesario, que el mundo mismo se joda.
Eso somos, eso soy yo que escribo y tu que lees.
Disfruten la película.