El destino de Júpiter

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

El destino de Júpiter era uno de los grandes misterios de esta temporada de verano.
Podía pasar cualquier cosa con esta película.
Los hermanos Wachowski suelen generan expectativa cuando presentan un nuevo trabajo, pero en el último tiempo sus producciones recientes fueron complicadas.
Primero con la infame película de Meteoro que parecía un video juego y luego con Cloud Atlas que no terminó de convencer y dividió la opinión entre los espectadores.
Este nuevo film que llega a los cines creo que es lo mejor que brindó esta dupla de realizadores desde la trilogía protagonizada por Keanu Reeves.
No esperen encontrar una historia de la complejidad de Matrix, ya que esto es una propuesta diferente.
El destino de Júpiter está claramente orientada al público adolescente y ofrece una entretenida película dentro del subgénero de la ópera espacial.
Una rama de la ciencia ficción a la que pertenecen Star Wars, la saga literaria de Edgar Rice Burroughs con John Carter (cuya influencia para variar está presente en este estreno) y grandes filmes ochentosos como Enemigo mío (1985) y El último guerrero estelar (1984) que este estreno trae al recuerdo.
Los Wachowski en esta ocasión trabajaron el concepto que la humanidad fue creada en otra planeta, una típica temática del programa de History, Alienígenas ancestrales, que nunca llega a ser desarrollada en el film.
La sensación que deja esta película es que los directores comenzaron con una idea y luego el proyecto se transformó en otra cosa. Esto se puede apreciar claramente en la trama.
La primera parte donde se presenta el conflicto y sus protagonistas es una película y a partir del momento en que Mila Kunis viaja a otro planeta la historia se enfoca por otro camino.
El destino de Júpiter no tiene la seriedad de Matrix y los Wachowski tampoco se toman tan en serio el argumento. Inclusive se permiten jugar con algunas situaciones humorísticas.
Channing Tatum presenta un trabajo decente como el típico discípulo de John Carter y Mila Kunis logra llevar adelante con éxito un rol que nunca había trabajado en el cine.
Celebro la participación de Sean Bean y el hecho que no lo mataran a los cinco minutos. No les voy a decir en esta reseña si tiene un final trágico en la trama, pero no podía dejar de destacarlo porque interpreta a uno de los mejores personajes de esta propuesta.
En este proyecto la pareja de directores trabajaron con todos sus viejos colaboradores que fueron parte de Matrix y a nivel visual la película es extraordinaria.
En estos días donde es frecuente ver un despliegue de efectos digitales mal usados que arruinan las historias con secuencias artificiales, acá nos encontramos con un trabajo de primer nivel en estos campos. Las secuencias de acción son espectaculares y se nota una vez más la enorme influencia que tiene el animé en el arte de estos realizadores.
El destino de Júpiter tiene sus puntos más débiles en el guión donde los Wachowski derrapan con algunos excesos.
Por ejemplo, me pareció ridículo que la mujeres de otro planeta, que se supone viven en una civilización más evolucionada, usen vestidos de alta costura y sandalias de tacos altos como si fueran modelos de Vanity Fair.
Luc Besson hizo algo parecido en su momento en El quinto elemento, pero el vestuario funcionaba mejor en esa película.
Otro elemento para objetar es el romance forzado entre los protagonistas que repite una falencia que presentaba el Hombre de Acero, de Zack Snyder.
Los personajes no tienen tiempo de enamorarse porque se la pasan escapando de peligros y de repente en una escena se miran y ya son almas gemelas para toda la vida. No es creíble porque el argumento no les dio espacio a los personajes para que pudieran desarrollar una relación.
Al margen de estas pequeñas objeciones, hay que darle el crédito a los Wachowski que por lo menos concibieron un relato original que no es una remake ni adapta ningún cómic o novela juvenil best seller.
Insisto en este punto, no es una película que revolucione el género ni mucho menos, pero brinda dos horas de puro entretenimiento con un film impecablemente realizado, que además es ideal para disfrutar en el cine.