El descenso 2

Crítica de Pablo Planovsky - El Ojo Dorado

Se puede caer más bajo.

Cuando de terror una película usa los mismos trucos para asustarnos que su inmediata antecesora, las cosas no andan bien, pero peor es cuando trata de innovar, y el golpe de efecto es ínfimo. Ese bien podría ser el resumen de El descenso 2, una película que ni siquiera es la sombra de la original.
En aquella película, un grupo de chicas se internaba en una caverna como diversión pero pronto descubrían a los inquietantes crawlers, humanoides que no conocen la evolución darwiniana como nosotros. Marshall se tomaba su tiempo, construía el clima necesario, y no sólo brindaba una formidable película de terror, sino que además hacía una con... inteligencia. Sí, leyó bien: una película de terror del 2005 inteligente. El final (ah, cuidado, spoiler) sugería que el verdadero descenso era hacia la locura. Allí, sola, quedaba Sarah, enferma y mirando a su difunta hija, mientras los bichos se acercaban. (fin del spoiler).
Bien, sucede que los amigos norteamericanos no lo iban a entender -según los productores- así que decidieron terminar la película con un golpe de efecto. Nada de pesimismo. Nada de perder a Shauna Macdonald para la secuela. Ni a la guerrera Natalie Mendoza. Aunque para involucrarlas en esto, mejor hubiese sido que encontrar sus cadáveres en descomposición en algún túnel. A propósito: en esta secuela, un equipo de rescatistas (alejen ya cualquier similitud con Aliens) se interna en lo profundo para ver qué pasó con el resto del equipo. Sólo cuentan con la ayuda de una chaplinesca (por lo muda) Sarah que, pobrecita, es verdaderamente insoportable. Como sea, estos crawlers son a) bichos raros o b) precavidos. Es así porque si bien aniquilaron a las chicas para devorarlas, los cuerpos están casi enteros y sin embargo siguen llevando animalitos a las cavernas (¿para no tener que salir en invierno, quizás?). Además: si son ciegos ¿no deberían haber desarrollado el olfato junto con el oído? Aunque un par de primeros planos en esta película parecen indicar que los bichos no están ciegos y son todos de ojos azules. En fin.
Se nota que esta es una película menor, de esas hechas y pensadas para DVD. No sólo por el elenco (a su vez, mal dirigido) sino por el poco cuidado técnico que hay en esta producción. En El descenso, sin ser algo fabuloso, Marshall se preocupaba más por los colores, el uso de la oscuridad, la sensación constante de claustrofobia... acá hay un intento por copiar esas cosas. Pero sin la efectividad de aquella. Hay bastante nostalgia en el film, ya que varias veces recurre al material de archivo, como añorando aquellos buenos sustos. Para nosotros, nada mejor que volver a él. Y olvidar esta secuela.