El dedo

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

Cuento de pueblo chico

“El dedo” transcurre en un clima de humor entre absurdo e inocente, complementario de las ideas que su director tiene de un pueblo chico y sus habitantes. Entre los protagonistas están Florencio, a cargo de Fabián Vena, el dueño de un almacén de ramos generales; Don Hidalgo, un juez de paz con aspiraciones de ser el primer presidente comunal del pueblo, interpretado por Gabriel Goyti, y Baldomero, un trabajo de Martín Seefeld. Baldomero es quien pierde el dedo cuando su hermano Florencio promete hacer justicia después de su asesinato. Pero la falange amputada conservada en un frasco con alcohol comienza a manifestarse y los pobladores llegan al extremo de proponerlo como candidato. Vena se destaca en su muy buena composición de un personaje bastante hosco en una película que entretiene en base al disparate y la cálida aunque por momentos esquemática mirada que el director, Sergio Teubal, dirige a ese microcosmos en el que conviven varios arquetipos de un pueblito cordobés. Sin embargo el filme sale a flote gracias a buenos actores y a una historia que también cuenta con gracia las miserias de quien aspira al poder.