El cuidado de los otros

Crítica de Marcelo Cafferata - El Espectador Avezado

El segundo trabajo de Mariano González, ha recientemente participado como una de las tres propuestas nacionales que se encontraban en Competencia Internacional en el Festival de Cine de Mar del Plata. Justamente, González había presentado en ese mismo Festival su ópera prima “Los Globos” en la Sección de Competencia Argentina, tres años atrás.
Con este antecedente se estrena ahora en el circuito comercial, “EL CUIDADO DE LOS OTROS” donde González ya comienza a perfilarse como uno de los directores de cine nacional con un estilo y temática propia. En éste, su segundo filme, vuelve sobre su tono austero y seco y trabaja la temática de los vínculos entre el mundo adulto y el mundo infantil y en este caso, más tangencialmente también aborda el tema de la paternidad / maternidad.
Luisa (Sofía Gala Castiglione) tiene dos trabajos: reparte su tiempo en un taller de réplicas de cerámicas donde trabaja con su novio y para poder mejorar su endeble situación económica, completa sus ingresos como babysitter, cuidando a Felipe.
González sabe mostrar sin ninguna estridencia como un hecho fortuito puede cambiar la vida en un instante: un problema con una puerta que deja “encerrada” a Luisa sin poder acceder al departamento sumado a que luego su novio la visita en el departamento son dos momentos en los que ella ha perdido el control en el cuidado de Felipe.
Es por esto que cuando el menor sufra un episodio crítico que desemboca en una internación determinada por una fuerte intoxicación, los padres de Felipe (otros muy buenos trabajos de Laura Paredes y Edgardo Castro) culparán a Luisa de la delicada situación que se encuentra atravesando su hijo.
Aparecerán la culpa y la desesperación como importantes motores en Luisa, se instalan la duda y la desazón y fundamentalmente esa sensación que tiene de no estar segura de lo que pasa, de no entender cómo se van desencadenando los hechos.
El guion nos pone del mismo lado de la protagonista pero no justamente para compartir una mirada cómplice con ella sino para acompañarla en su angustia y en la tensión que este hecho genera, sin tener más elementos y encontrándonos en la misma trama de incertidumbres, al no saber precisamente qué es lo que ha sucedido.
González (quien también se reserva el papel del novio de la protagonista, cumpliendo sus tres roles como director, guionista y actor) maneja ese clima opresivo y angustiante en donde Luisa es abruptamente separada de Felipe, cortándose ese lazo de afecto que los unía más allá de la inmediata pérdida del vínculo laboral.
Se rompe de esta manera ese único vínculo amoroso que plantea el director dentro de sus personajes, que por fuera de esto, parecen manejarse lacónicamente y donde prácticamente no hay contacto físico.
Con un registro que puede remitir al cine de los hermanos Dardenne (el uso de la cámara en mano que no suelta a la protagonista ni un instante y que de esta forma nos permite acompañar a Luisa en su derrotero personal, se emparenta al del personaje de Marion Cotillard en “Dos días, una noche”), la trama se propone reflexionar fuertemente sobre la vulnerabilidad, nuestras responsabilidades, las implicancias de una cadena de hechos contingentes en donde cada uno impone su propia mirada cargada de prejuicios y de sobreentendidos.
Tal como sucedía, de alguna manera, en “La Cacería” de Vinterberg, nuestra heroína ya queda sentenciada por los hechos, sin importar demasiado aquello que verdaderamente haya sucedido: condenada por una familia que la expulsa de su trabajo y rompe abruptamente toda la relación de afecto que ella tenía para con Felipe.
En un rol complejo, Sofía Gala Castiglione aprovecha un excelente y absoluto personaje protagónico excluyente, para confirmarse como una de las mejores actrices de su generación, brindando una composición absolutamente medida y que transmite todos los estados por los que atraviesa el personaje, siendo el puntal fundamental para que “EL CUIDADO DE LOS OTROS” logre el impacto y la desesperación que genera con ese clima de permanente incertidumbre.