El cuento de las comadrejas

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

Juan José Campanella regresa a la pantalla grande con El Cuento De Las Comadrejas, la cual es un remake de otra película argentina, la entrañable Los muchachos de antes no usaban arsénico dirigida por José Martínez Suárez.

Por Denise Pieniazek

“No tengas envidia de los que
hacen iniquidad
porque como hierba serán
pronto cortados”
Salmos XXXVII 1y2.

Así, con la cita anteriormente mencionada finalizaba la película Los muchachos de antes no usaban arsénico(1976) de uno de los cinéfilos más conocedores de nuestro país José Martínez Suárez. Martínez Suárez y Augusto Giustozzi habían escrito en conjunto el guión del filme en el cual predominaba el humor negro y el sarcasmo, y cuyo eje central era la rivalidad en la convivencia de tres hombres con una actriz de cine clásico en el ocaso de su carrera -al igual que Norma Desmond en Sunset Boulevard (1950)- “llamada Mara Ordaz en obvia referencia a Mecha Ortiz (…)”[i] quien la interpretaba. El propósito del juego verbal del nombre y las proyecciones de películas realizadas por la actriz al inicio de Los muchachos de antes no usaban arsénicodialogaba con los personajes previos y el estrellato real de Mecha Ortiz, generando un paralelo entre el personaje y una de las últimas películas de su carrera.

En esta oportunidad más de cuarenta años después de su original Juan José Campanella -El Secreto de sus ojos, El hijo de la novia, Luna de Avellaneda, El mismo amor, la misma lluvia- aggiorna con inteligencia esta pieza tan original del cine nacional. En El Cuento De Las Comadrejas, ambientada principalmente en una gran casona lujosa y su jardín, conviven una diva olvidada del cine, su esposo un actor frustrado, y sus compañeros un director y guionista, estos dos últimos con una relación áspera con ella. Sin embargo, esta rispidez que era parte de su “normalidad” se verá interrumpida por la llegada de dos jóvenes codiciosos con un plan despiadado. El Cuento De Las Comadrejasposee varios cambios respecto al guión en el cual se inspiró, sin perder la picardía y el humor sarcástico, incluso se acentúa el tono de comedia.

La astucia del director y su co-guionista Darren Kloomok, reside en entender que en los tiempos feministas que corren, la propuesta original con tres hombres que asesinaban a sus esposas (delito hoy denominado “femicidio”) ya no parece ser posible dentro de la ficción. Aquí la rivalidad ya no será entre hombres y mujeres, sino entre “viejos” y jóvenes, con todo lo que ello implica.

En El Cuento De Las Comadrejas el personaje Mara Ordaz es interpretado de forma magnífica por Graciela Borges, pues quien más podría volver a interpretar a una diva, que a su vez había sido encarnada por una de las grandes divas del cine clásico argentino como Mecha Ortiz, sino otra estrella del cine nacional como “la Borges”. Se supone que se mantuvo el nombre “Mara Ordaz” porque el personaje en esta ocasión no es un homenaje a una diva puntual, sino a todas las divas del cine nacional. Aquello se evidencia a través de los distintos fragmentos de filmes que se proyectan y mediante el juego de nombres y posters que son un híbrido de varios íconos del cine clásico argentino.

Mientras que en Los muchachos de antes no usaban arsénico los tres personajes masculinos pertenecían a un actor y marido de la protagonista femenina, un administrador y un doctor, en esta ocasión son todos personajes pertenecientes al ámbito artístico, es decir que se cambian éstos dos últimos por un incisivo director de cine (Oscar Martínez) y un guionista (Marcos Mundstock). En consecuencia, una vez más el relato enaltece el mundo cinematográfico mediante un constante homenaje al cine en sí mismo a través del metalenguaje. El personaje del marido de Mara –Pedro- no tiene grandes cambios en cuanto a lo profesional pero sí en cuanto a la psicología del personaje y es enternecedoramente interpretado por Luis Brandoni.

En efecto, estas modificaciones y cambio del eje central, a una tensión constante entre la nostalgia por el pasado y un futuro demoledor, harán que cambien los estatutos de los cuatro personajes principales. En contraposición a la versión original, en la cual había una clara dicotomía entre víctimas y victimarios, aquí todos los personajes poseen tal ambigüedad que cada argumento –a excepción de los codiciosos jóvenes- parecerá pertinente. Incluso, el cambio conflicto es enfatizado por la adición del personaje juvenil masculino, mediante el cual se formará un paralelismo de dos parejas: la joven compuesta por Bárbara (nombre en homenaje a Bárbara Mujica quien interpretó antes le papel) y Francisco, la añeja integrada por Mara y Pedro, en cuyos ambos casos las mujeres serán las de carácter más fuerte.

El Cuento De Las Comadrejas es un entretenido y gracioso tributo no sólo al cine clásico argentino, sino también hacia la amistad y al arte por sobre la vida. En dicho largometraje, la representación que se hace de la juventud es deshumanizada, codiciosa, superficial, acelerada y competitiva. Justamente ellos encarnarán metafóricamente las “comadrejas” que al igual que el universo animal se regirán por “la supervivencia del más apto” en un relato en donde la vejez es revalorada por su sabiduría y experiencia de vida, en contraposición a la original en donde casi al final uno de los personajes esbozaba “y mueren sin haber adquirido sabiduría”.

En esta narración donde todos sus personajes son conscientes (a diferencia de la original que no todos lo sabían) que todo es una constante puesta en escena, donde todos engañan y han sido engañados, las actuaciones sublimes de estos cuatro maduros y talentosos interpretes (Borges, Brandoni, Martínez y Mundstock) es digna de aplausos constantes y el mejor homenaje a la historia del cine nacional. Mediante sus vueltas de tuerca esta nueva versión se profundiza abriendo más de una línea de acción puesto que tal como enuncia uno de sus personajes “Antes las cosas eran más simples, ahora todo es complejo”.

A pesar de que el cine actual carece de originalidad y se recurre con abuso al remake, se considera que este en particular resulta más que pertinente y que sin dudas aporta una mirada nueva que merece ser vista y disfrutada por el público tanto juvenil como mayor, y una vez más Campanella nos demuestra su multifacético talento diversificado en el cine, el teatro y la televisión.