El Crazy Che

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Ni yankee ni marxista, oportunista
La eficacia de este documental, estrenado en la última edición del BAFICI, reside por un lado en haber encontrado un personaje como Guillermo Bill Gaede, quien se come la cámara y la atención del espectador cada vez que cuenta sus periplos, con una mezcla de inteligencia criolla e ingenuidad infantil, y que lo ponen en el ojo de la tormenta de la guerra fría en su rol de doble espía.
Por otro lado, el verosímil que se mantiene no sólo por el cúmulo de entrevistas seleccionadas con rigor para complementar una catarata de información que teje la trama y ubica de manera inteligente a los actores involucrados, se acrecienta por haber elegido un tono no solemne y apelar a recursos narrativos visualmente atractivos como por ejemplo animaciones, cámaras ocultas o cierto estilo lúdico en el montaje.
Gaede se autodefine como idealista y comunista. Nació en Lanús y de joven se fue a probar suerte a los Estados Unidos en el contexto ideal donde Silicon Valley recién comenzaba a abrir sus puertas y empezaba a crecer la idea de microchips aplicados a la tecnología. Su insistente visita a la embajada cubana para ofrecerle material secreto y así aportar a la causa revolucionaria con un corte en la brecha tecnológica entre ambos países, se convirtió en una obsesión devenida desilusión al llegar a la isla.
El resto de la historia marca en cierto sentido los lugares comunes de un relato de espionaje industrial, que cobra sentido por el contexto en el que se desarrollaron los acontecimientos, es decir antes de la explosión de la tecnología 2.0, la internet y toda la cambiante relación geopolítica.
La sorpresa de El crazy Che -2015- es sembrar la duda permanente sobre la veracidad de los relatos y testimonios del propio Gaede, pero eso no importa demasiado si uno se deja llevar por lo que fluye a ritmo trepidante en pantalla. Resulta fascinante el juego entre la tensión del relato y todo aquello que expresamente se oculta detrás de las palabras del protagonista.
Las contradicciones avanzan cada vez que se suma una mirada desde una voz que lo expone en su identidad múltiple, a la vez de ese tono entre canchero e ingenuo que transmite con absoluta convicción.
Un documental diferente al que no le cabe la categoría de falso documental porque eso sería injusto para los realizadores y su armado desde el montaje, con sólido material de archivo y la inestimable colaboración de este gran personaje, quien logró modificar las leyes en los Estados Unidos, engañar al FBI y encima acceder a información altamente calificada sin pedir una moneda a cambio.