El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo

Crítica de Luciano Sivori - Alta Peli

Cuando llegó la primera entrega de El Conjuro, allá por 2013, fue como un regalo del cielo que provocó la piel de gallina… en el mejor de los sentidos. La película de James Wan funcionaba como un tributo al terror paranormal de la década de 1970 y arrasó en la taquilla.

Las críticas favorables y el boca a boca llevaron a este thriller de una casa encantada, con un presupuesto modesto, a una recaudación mundial de más de $ 300 millones, lanzando un universo extendido de películas de terror.

Los ingredientes fundamentales del “Conjuring Universe” incluían una atención a los detalles, esquemas de colores específicos combinados con jump-scares, monstruos espantosos y golpes de puertas incorpóreos por docena.

Las historias también eran consistentes en su descripción de la fe como una forma de magia blanca, capaz de disipar incluso a los demonios más peligrosos, y en su reconfortante afirmación de que el amor es más fuerte que el mal más puro.

Ed y Lorraine en el centro
En el centro de esta saga tenemos a Patrick Wilson y Vera Farmiga como los investigadores paranormales de la vida real Ed y Lorraine Warren. La mayoría de las películas siguen un caso que los Warren realmente investigaron, con varios spin-offs basados ​​en los diablos y demonios que acechan en el mundo de El Conjuro.

En las dos primeras entregas (universalmente consideradas las mejores de una franquicia de ocho películas hasta ahora), Wan hace maravillas con los ángulos de cámara, tomas panorámicas, efectos de sonido y otras técnicas de la vieja escuela para crear una atmósfera desconcertante, equilibrada por las personalidades edificantes y sólidas de Ed y Lorraine.

Con mejores y peores entregas a lo largo de casi diez años, este universo es uno de los mejores y más potentes de los universos de terror actuales (sí, te estoy mirando a vos, franquicia de SAW que te caíste a pedazos). ¿Cómo queda la tercera entrega dentro del ranking?

Al igual que con el resto de la lista de películas de Warner Bros de este 2021, El Conjuro 3 (The Conjuring: The Devil Made Me Do It) se estrenó simultáneamente en los cines y en HBO Max (USA) durante un período de 31 días.

Es la tercera película de la serie principal y la octava en general en el Conjuring Universe. Dentro de la franquicia, se coloca cómodamente en algún lugar en el medio. No es la mejor del montón ni de casualidad, pero tampoco es La Monja, una seguidilla torpe de sobresaltos sin sustento ni coherencia narrativa.

Michael Chaves (director de la tibia La maldición de La Llorona) asume las funciones de dirección de un James Wan que habríamos amado volver a ver. Estaba claro que Chaves iba a perder en la comparación, debido al alto nivel de calidad que tuvieron las entregas previas, particularmente El Conjuro 2.

De todas maneras, el director novato logra hacer un trabajo digno con una tercera parte que no va a terminar de gustar a todo el mundo, pero que sí cuenta con algunos aspectos memorables.

Entre la posesión demoníaca y el thriller detectivesco
La película dramatiza el caso real de asesinato de 1981 de Arne Johnson (interpretado por un muy buen Ruairi O’Connor), quien mató a su casero bajo una supuesta posesión demoníaca. Ed y Lorraine Warren investigan el caso y descubren un vínculo entre la posesión de Arne y un asesinato anterior que se remonta a una oscura maldición que los Warren deben detener antes de que sea demasiado tarde.

Un primer punto a tener en cuenta con El Conjuro 3 es que no se trata de una propuesta de terror puro como en los casos anteriores, sino más bien un thriller sobrenatural que recuerda más a episodios de Supernatural o Los expedientes secretos X.

Acá estamos ante un estilo muy diferente, no solo en el argumento (no hay casa encantada, haciendo finalmente un uso literal del título de la película) sino también en la utilización de cámara, donde sentimos que tenemos un nuevo director y con una identidad diferente.

Situada en los años ´80 (es la primera de este universo en llegar a esa época), la obra de Chaves es más un misterio detectivesco con algunas pinceladas de terror, donde el foco está puesto en la investigación de los Warren y en su propia relación.

De hecho, uno termina más preocupado por saber si Patrick Wilson la va a contar al final, por su delicado estado de salud, que por el misterio en sí. Si está fuera la aventura final de los Warren, podríamos decir que se trata de un cierre lo suficientemente digno. Pero considerando que se trata de una franquicia de 2 billones de dólares, no creo que el pollo fume…

Entre homenajes y efectos prácticos
El director Michael Chaves presenta un conflicto interesante y logra buenas atmósferas, si bien quizás falla en generar suspenso como supo hacer Wan anteriormente. Creo que es importante hacer esta aclaración: si uno llega a El Conjuro 3 buscando unos buenos sustos y escenas para morderse las uñas, es probable que termine decepcionado.

Los actores son todos muy buenos como de costumbre y tanto Vera Farmiga como Patrick Wilson continúan siendo fenomenales, llenos de emoción. Ambos realmente dan todo por estas películas y son el corazón de la franquicia.

Entre el elenco nuevo, no puedo dejar de destacar al pequeño Julian Hilliard, quien interpreta a David. Es tremendo lo que hace este pibe y ya está comenzando a destacar en varias otras producciones mostrando que quizás tenga el “gen Jacob Tremblay”.

Hilliard participó en WandaVision y era la versión joven de Luke en la excelente The Haunting of Hill House (2018). También lo pueden encontrar en The Color out of Space, que si no la vieron se las recomiendo.

Toda la introducción de David, al mejor estilo de El Exorcista, es magistral. Un inicio súper memorable donde utilizaron a la contorsionista Emerald Gordon Wulf para lograr algunos efectos prácticos impecables. Googleen a esta muchacha para ver lo que es capaz de hacer. Es impresionante.

El cierre de una trilogía
Funciona también el climax, donde hay un homenaje evidente a El Resplandor que me pareció muy logrado. Lamentablemente, entre el poderoso arranque y el estimulante final, hay algunos baches de ritmo que no convencen del todo.

Los sustos no funcionan tan bien como en las dos primeras películas y los nuevos villanos tampoco llegan a ser tan intrigantes como Valak o Annabelle, por lo que, incluso si todavía tenemos momentos de terror muy fuertes, nunca sentimos la misma tensión. Lo que es peor, la mayoría de los jump-scares son tan clichés como molestos.

Al menos, El Conjuro 3 está bien filmada y se siente más personal, ya que esta podría ser la última vez que veamos a Lorraine y Ed en la pantalla grande (al menos por un tiempo). Se presenta como el cierre de una trilogía, completa con varios guiños a entradas anteriores y pequeños easter-eggs para aquellos que se han mantenido al día con la franquicia en su totalidad.