El código enigma

Crítica de Santiago Decaro - La cuarta pared

Después de tanta película bélica, saber que una guerra se puede ganar haciendo experimentos en un galpón resulta una bocanada de aire fresco.

El Código Enigma fue un famoso lenguaje encriptado que usaron los nazis para codificar sus comunicaciones durante la Segunda Guerra Mundial. Esta película cuenta la historia real de la persona que descifró este código, el prodigioso matemático Alan Turing.

Ya desde el comienzo del film se nos muestra a Alan (Benedict Cumberbatch) como un tipo superdotado, capaz de resolver cualquier cálculo o problema algebraico que tenga enfrente. El principal problema que tiene nuestro protagonista es que su genio sólo es comparable con su arrogancia. Turing es un tipo insoportable con una gran facilidad para ganar enemigos. Es de esta forma que la justicia se va a enterar de otro problemita que arrastra el matemático: ser homosexual en Inglaterra. Para esa época, la homosexualidad estaba penada con prisión, o en su defecto, con castración química. Así que ya te irás haciendo la idea de cómo va a terminar todo.

Por el lado de las actuaciones, Benedicto, el actor del momento, da pruebas de conocer su papel a la perfección. Y la verdad es que casi siempre hace papeles muy similares; siempre es el geniecito alienado soberbio que te mira desde el cielo. Ya lo hizo en The Fifth Estate, en Star Trek: Into Darkness y en Sherlock, la serie que lo catapultó a la fama. De hecho, si a Alan Turing le cambias el nombre por el del detective, creo que nadie se da cuenta. De todas formas, Benedict "tenemos que dejar de robar por lo menos dos años" Cumberbatch es un actor extraordinario. Su magnética presencia logra ser realmente cautivante. En escena, jamás pasa desapercibido y cuando la cosa se le complica, logra transmitir una sensación de soledad desgarradora.

A Benedict lo acompaña muy bien la actriz Keira Knightley (Pirates of the Caribbean, Pride & Prejudice), quién forma parte del equipo de investigación. Ella terminará siendo la prometida del matemático, siendo su cable a tierra y ayudándolo a descifrar el código Enigma. Las escenas más cálidas de la película se deben, en su totalidad, a la buena química entre estos dos actores.

Otro papel a destacar es el interpretado por Matthew Goode (Watchmen, Match Point) quién interpreta a Hugh Alexander, otro experto en lenguajes codificados que aparece en escena como un contrincante de Turing y terminará siendo un colaborador fundamental para la creación de "Christopher" la máquina que finalmente descifraría el código Enigma, convirtiéndose en un antepasado clave en la creación de las computadoras.

El director noruego, Morten Tyldum (Headhunters, Buddy) nos relata la historia de Turing y su equipo con una sensibilidad y buen gusto notables. La película dura un poco menos de dos horas, y la verdad es que se pasan volando. Es muy entretenida. Si bien su desenlace es trágico, hay pasajes humorísticos en abundancia. El guión de Graham Moore (The Waiting Room, Pirates vs. Ninjas) es una maravilla. El ritmo del relato es muy correcto. Las secuencias de flashback en las que se cuenta la niñez de Turing están donde y cuando tienen que estar. Cualquier otra película podría resultar un poco confusa en este mundo de signos, fórmulas y teorías complejas, pero Tyldum aborda el tema con maestría. No se detiene mucho en los conceptos científicos, sino que se centra en el factor humano. Lo más importante para el director son los pormenores que debió atravesar este equipo, el sufrimiento y las presiones, tanto internas como externas, que debieron sufrir en la búsqueda de la solución a este problema irresoluble.

VEREDICTO: 8.0 - ¡VENGA ESE ABRAZO!
El Código Enigma cuenta, de forma magistral, la vida de un héroe muy particular cuya fascinación por los cálculos contribuyó a terminar la peor de las guerras sin disparar un solo tiro. Con sus justas dosis de humor, es una película que te entretiene y te mantiene interesado hasta su trágico desenlace.