El código enigma

Crítica de Guillermo Monti - La Gaceta

El héroe menos pensado

Las películas subidas a la calesita del Oscar se estrenan en dosis homeopáticas. Llegan de a poco a Tucumán, mezcladas con infinidad de títulos que podrían esperar a que pase la gala del 22 de febrero. Cosas de las distribuidoras. Felizmente, “El código enigma” desembarca a tiempo para demostrar que las ocho postulaciones a los premios de la Academia son merecidas, en especial las de Benedict Cumberbatch (a Mejor Actor Protagónico); Morten Tyldum (Mejor Director); Graham Moore (Mejor Guión Adaptado); y Alexandre Desplat (Mejor Música, su séptima nominación en los últimos nueve años; admirable).

La historia del matemático Alan Turing, mente brillante que sentó bases para el desarrollo de la computación -además de haber contribuido en buena medida a la derrota de los nazis-, propone una mirada humana, emocionante e implacable a una época compleja. En una sociedad represora que condenaba la homosexualidad con la cárcel, hombres como Turing caminaban sobre papel de arroz, conscientes de que la mínima huella suponía la sospecha y el oprobio.

El Turing de Cumberbatch es un hombre tan extraordinario como atormentado. Un introvertido marcado por una pena de amor que se embarca en la aventura de descifrar el más intrincado de los códigos. Cumberbatch lo encarna con una visceralidad que se contiene en los gestos y lo dice todo en cada mirada. Es un trabajo notable, muy por encima del de Keira Knightley, postulada al Oscar a la Mejor Actriz de Reparto.

El noruego Tyldum va desentrañando el devenir de Turing en tres planos temporales: la adolescencia, la lucha contra el código enigma durante el período 1939-45 y la posguerra, cuando un desgraciado episodio coloca al matemático entre la espada y la pared. La narración hace equilibrio con clase entre esos saltos, mérito de Tyldum y del guionista Moore, encargado de adaptar el libro de Andrew Hodges.

A medio camino entre el drama y el suspenso, la película pivotea sobre un episodio determinante de la última gran guerra para meterse de lleno en la piel de uno de esos héroes olvidados al que la historia, finalmente, le rinde el tributo tan merecido.