El código del miedo

Crítica de Pablo Raimondi - SI (Clarín.com)

El secreto de su mente

Luke Wright (Jason Statham) transcurre la vida como un luchador de segunda categoría en el circuito de artes marciales de Nueva Jersey. Pero cuando arruina una pelea previamente arreglada, la mafia rusa decide ajusticiarlo y, como castigo ejemplificador, matan a la esposa y lo amenazan con eliminar a cualquier persona con quien entable relación. Así su devenir pasará a ser el de un indigente, un fantasma urbano cuya única salida parece ser el suicidio.

Hasta allí El Código del Miedo (Safe), un filme de 94 minutos del director Boaz Yakin (Duelo de titanes que también guionó El principe de Persia: las arenas del tiempo, The Punisher o la segunda parte de Desde el crepúsculo hasta el amanecer), parece ser una película que mostrará las peripecias del infortunado ¿justiciero?. Pero no, una señal lo ilumina cuando su vida toca fondo y se encuentra al borde de las vías del metro estadounidense.

Una señal, en el momento más crítico de su existencia donde sólo un paso divide la vida del fin, él tiene una visión, real: una nena oriental de 12 años escapa de las garras de la mafia rusa en pleno anden del metro neoyorquino. Y allí aparece el mejor Statham, el luchador, el que rompe huesos y pelea con una fiereza implacable llevándose todo por delante. Este experto en el arte de los golpes brilló en Los Indestructibles 2, donde a Lee Christmas jamás lo tocan y hasta le sugiere a Sylvester Stallone (Barney Ross) que aprenda a pelear.

La otra protagonista de la película es Mei (Catherine Chan), una niña con una mente prodigiosa para las matemáticas, perseguida también por la tríadas chinas e incluso por la sobornable policía de la ciudad quienes están al servicio de políticos corruptos. Pero ¿porqué tanto interés por Mei?, ella guarda en su mente un código secreto que servirá como llave para concretar turbios negocios.

La película tiene algunos guiños con Al rojo vivo (Mercury Rising), la peli protagonizada por Bruce Willis donde tiene que proteger a un niño autista de nueve años que tiene una increíble capacidad para descifrar códigos. Y también se la puede relacionar con Ni una palabra (Don´t Say a Word), la película protagonizada por Michael Douglas, un psiquiatra infantil, y Britanny Murphy, una chica con trastornos psicológicos que memorizó un código de seis dígitos.

Cuando se cruza una mente inigualable, el dinero, la mafia y un actor de la talla de Statham se garantiza acción por doquier con fracturas (algunas tomas impresionan por su crudeza), velocidad y mucha destreza física. Con una de las mayores inversiones hollywoodenses en casquillos de balas, Luke se enfrenta por igual a las mafias como a los agentes policiales. Y sin temor a nada.