Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Sobre como vencer al toro

Antes de escribir sobre Dallas Buyers Club es necesario dejar en claro un hecho obvio: Matthew McConaughey está en el mejor momento de su carrera y realiza en este film también, como en Killer Joe y la serie True Detective, un trabajo monumental. Una vez dejado en claro este punto, debo decir que la película no es sólo la presencia del actor.

Dallas Buyers Club comienza con una secuencia de títulos que se corta por una serie de planos subjetivos que muestran un rodeo. Los elementos del plano evidencian que la persona que mira está escondida. En el contra plano el sujeto que mira se revela y encontramos a Ron Woodroof (Matthew McConaughey) espiando el rodeo con furia libidinosa mientras tiene sexo con dos mujeres. Los planos son cerrados y rápidos acompañando la vorágine sexual del personaje y en el preciso momento del clímax, vemos en contra plano a un hombre que cae vencido por uno de los toros. El domador yace en el suelo inmóvil, la secuencia termina.

La lucha de Ron Woodroof contra el sistema de salud norteamericano y contra la discriminación, queda opacada por la lucha contra sus propios instintos y eso es tal vez, lo más objetable del film.

El rodeo, al igual que las otras tauromaquias, deriva de los rituales mitraicos (que hasta donde se sabe incluían sangre y semen de toros) y representa la lucha primigenia del hombre contra la bestia, contra la naturaleza y contra sí mismo. Simbólicamente, el toro es una representación del instinto descontrolado y es por eso que domarlo simboliza mantener ese instinto bajo control. Ron Woodroof parece descubrir (y nosotros como espectadores), con esa relación de montaje entre el que mira y lo que es mirado, que es ese domador vencido que no pudo controlar su propia fuerza natural.

Luego de ese momento, va a serle necesario quedar dos veces inconsciente para que finalmente un médico le informe que tiene SIDA. La reacción natural del personaje será seguir dejándose llevar por la misma fuerza natural incontrolable de siempre, hasta que repentinamente aparece la posibilidad de que los médicos no estén equivocados y con ella, la duda.

Es 1985 y culturalmente se cree que la enfermedad viene por el uso de drogas intravenosas o por relaciones homosexuales. Como él sólo consume cocaína y es básicamente homofóbico se auto descarta. Un pequeño apartado sobre “sexo sin protección” lo hace tomar consciencia. Después de aceptar su condición, esa fuerza va a ser canalizada hacia un instinto de supervivencia que lo va a hacer luchar contra la FDA (U S Food and Drug Administration) formando el club que da título al film para que los pacientes con su condición tengan acceso a medicamentos (y de paso hacerse unos dólares).

Los personajes en Dallas Buyers Club están siempre en movimiento al igual que la cámara, que nunca se mantiene completamente estática durante el metraje. Al final, Woodroof demostrando que superó los pronósticos médicos y se superó a sí mismo, se va a mantener arriba del toro en un fotograma que va a mantenerse congelado para siempre.