El círculo

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Retrato de un sobreviviente

El Círculo, más que un documental sobre la lucha y resistencia de un preso político uruguayo, Henri Engler, quien estuvo privado de su libertad por la dictadura militar desde el año 1972 cuando fuera herido y capturado hasta 1985 en que junto a otros compañeros denominados rehenes recuperó su libertad, es un testimonio de vida conmovedor, que gracias al excelente trabajo de los realizadores José Pedro Charlo y Aldo Garay se despoja rápidamente de la coyuntura política para trascender hacia aspectos de la condición humana que afloran en situaciones extremas y transforman a las personas.

El aislamiento y el encierro son dos acciones humanas que destruyen la individualidad; quebrantan la voluntad y en definitiva anulan todo rasgo de personalidad. Sin embargo, hay quienes como Henri Engler logran vencer los propios fantasmas y encontrar un propósito para continuar tras atravesar atrocidades como las vividas en una cárcel durante tanto tiempo.

Ese es el relato que va emergiendo desde la voz del protagonista, quien rápidamente se apodera de la historia al reencontrarse con su pasado en un viaje de regreso a Uruguay desde Suecia, lugar donde decidió radicarse al haber encontrado el amor y la vocación en la medicina nuclear.

Paso por paso, la cámara acompaña el derrotero de Engler desde sus orígenes en Paysandú, pasando por el reencuentro con ex rehenes y repasando su historia de militancia estudiantil y luego como parte activa del movimiento de liberación tupamaro, que tuvo también entre sus cuadros al actual presidente de Uruguay Mujica.

Las palabras de Engler se incrustan en la imagen con la misma fuerza que su ejemplo de resistencia sin que los realizadores apelen a recursos de postproducción más que esos momentos únicos de verdad transmitida desde los ojos o desde los sonidos del dolor en primera persona.

El Círculo, desde su título hace referencia por un lado a la experiencia mística que fue el salvataje de Engler para no dejarse atrapar por las alucinaciones o la locura que en un momento de su estadía en la cárcel lo acompañó minuto a minuto, pero por otro alude a un punto de partida y otro de llegada que se resume en la trayectoria de una vida intensa, genuina, que no olvidó en ningún momento los principios morales y éticos por los cuales peleó y seguirá peleando.