El cazador y la reina del hielo

Crítica de Lucía Agosta - EscribiendoCine

El regreso de un clásico cuento de hadas

El cazador y la reina del hielo (The Huntsman, 2016) es un spin off de la versión de Blancanieves y los siete enanitos (Snow White and the Seven Dwarfs, 1937) al estilo Juana de Arco (Jeanne d'Arc, 1999) con Kristen Stewart (Crepúsculo) pero contado esta vez desde el punto de vista del cazador.

La historia se remonta a la relación entre la reina Ravenna (Charlize Theron) antes de que fuera derrotada por Blancanieves y su hermana Freya (Emily Blunt). La traición por amor la llevó a convertirse en la terrorífica reina del Norte bajo el poder del hielo y durante décadas se dedicó a forjar una legión de guerreros cazadores entre los que se encuentran Eric (Chris Hemsworth) y Sara (Jessica Chastain), con un objetivo claro: La prohibición del amor.

Cuando Freya se entera de la muerte de su hermana, solicita a sus soldados traerle el Espejo Mágico que, siguiendo con la misma premisa de El señor de los Anillos, tiene un enorme poder por sobre quien lo posea. Alguien debe detener tanta maldad, y aquí entra nuestro valiente y apuesto protagonista, que tendrá que descubrir su paradero antes que ella luchando en bosques encantados y contra una legión de hábiles cazadores que supieron alguna vez ser sus amigos.

La línea narrativa atraviesa dos temporalidades marcadas por la vida de Eric: siete años antes y siete después de los hechos ocurridos en Blancanieves y el cazador (Snowwhite and the huntsman, 2012). El cuento de hadas es recreado a partir del recurso de la voz en over junto a la construcción de las villanas Ravenna y Freya como una reina de hielo que nos recuerda con agradable nostalgia a la Elsa de Muerte bajo cero.

El film posee los mejores condimentos de los cuentos de hadas al mejor estilo Disney pero con el sello de Universal y quitando cualquier atisbo de inocencia. Escenas de lucha, corazones rotos y un amor pasional desgarrador, fusionan el género de aventuras con la fantasía dando como resultado la ampliación de su target a todas las edades y géneros.

Si bien es cierto que al ser en esencia un cuento de hadas “debe” haber un final feliz -que a la larga llega- no será sin que nuestros protagonistas tengan que experimentar dolor y enfrentarse a obstáculos casi irrealizables para ello. Para quienes aman el romance, el espectador podrá deleitarse con una historia de amor que jamás se desvanece, manteniendo su relevancia en inicio, desenlace y final.

Finalmente y para responder la incertidumbre de algunos: No, Kristen Stewart no trabaja en esta película, y no, tampoco se extraña su presencia.