El cazador

Crítica de Mariana Zabaleta - Subjetiva

La aceptación, o cierta tendencia a la normalización, de la pedofilia como tal es la lucha de una minoría que se hace escuchar cada vez más. El asunto es por demás espinoso, la literatura y sus adaptaciones en el cine, supieron rozar el tema de la sexualidad en adolescentes y niños desde varias perspectivas. Aun así, por lo general suelen estar cargadas las tintas de misterio y oscurantismo. El cazador, obra de Marco Berger (aquí la entrevista), propone un relato plenamente realista haciendo pie en algunos de estos temas

El Teorema del erotismo adolescente no deja de ser “la cuestión del Otro”, Ezequiel es un adolescente de clase acomodada en búsqueda de hospitalidad. El “hogar” que ha contenido y se muestra como disimulado estereotipo del orden burgués argento, resulta un espacio opresivo para el pujante deseo del protagonista.

Hacia afuera, en los espacios públicos, la privacidad y sus tensiones se delatan por la mirada. El voyerismo de la cámara y del adolescente tienen muchas cosas en común, el descubrimiento del Otro y su transformación será el detonador de la acción. Ezequiel conoce al Mono, puerta y posibilidad de autoconfirmación, pero como nos anticipa el film la sombra de la duda acecha tras el goce.

No todo es vida en el erotismo adolescente, la parte ausente puede ser negocio cuando no hay verdadero amor. Entonces lo que comienza como una típica historia de exploración se transforma en un thriller dramático, el sexo pone los personajes en una dialéctica plausible de extorción. Allí donde la perversión se ejerce, así como en la dialéctica, suele haber mayores y menores. El film de Berger se esfuerza por encauzar los hechos hacia un pulcro realismo, lo logra, aun así, el efecto dramático persiste en el silencio y acompaña las notables actuaciones.

EL CAZADOR
El cazador. Argentina, 2020.
Guion, edición y dirección: Marco Berger. Intérpretes: Juan Pablo Cestaro, Juan Barberini, Lautaro Rodríguez y Patricio Rodríguez. Fotografía: Mariano De Rosa. Música: Pedro Irusta. Dirección de arte: Natalia Krieger. Sonido: Mariano Agustín Fernández. Productor: Alberto Masliah (Sombracine). Distribuidora: Santa Cine. Duración: 101 minutos.