El cavernícola

Crítica de Fernando Alvarez - Clarín

Pasión de multitudes
Es un ágil relato en el que confluyen la animación con plastilina, el humor y el fútbol.

La técnica de animación realizada “cuadro por cuadro” y acuñada por Ray Harryhausen (Jason y los argonautas) se ha perfeccionado y perdurado con muy buenos resultados. El realizador inglés Nick Park, ganador de cuatro Oscar y de quien se recuerdan Pollitos en fuga y Wallace & Gromit ambienta la nueva película en la Edad de Piedra, tomándose sus licencias creativas.

Luego de la caída de un meteorito, la tribu del joven cavernícola Dug junto a Cerdog sobrevive cazando conejos y algún día se animará a hacerlo con los temidos mamuts. Sin embargo, la tranquilidad de su clan se ve alterada cuando son invadidos por Lord Nooth, el hombre más rico de la Edad de Bronce. Ese choque constante entre la Edad de Piedra y lo “nuevo y desconocido” se traslada a las Arenas del Juego Sagrado, una suerte de circo romano donde los cavernícolas se disputan su hogar y su futuro en un partido de fútbol.

La película hace gala de su técnica a través de personajes que cautivan por sus movimientos y simpatía en un r​elato sencillo que quizá no ostenta el ingenio de las realizaciones anteriores, pero sí coloca al fútbol en primer plano (resulta un hallazgo las repeticiones de las jugadas representadas con títeres) recordando a Metegol, el filme de animación de Juan José Campanella.

La propuesta pondera el juego limpio, la competencia sana y el trabajo en equipo como sinónimos de salvación en arenas donde las fieras del circo son reemplazadas por jugadores diferenciados y con acentos característicos en la versión doblada que se estrena en nuestro país: el alemán, el argentino y el árbitro brasileño. Por su parte, la Reina española engañada por la ambición desmedida de Nooth también entrega momentos logrados.

El trabajo artesanal suma puntos a este filme dirigido al público infantil que no decepcionará a los adultos y hace que la magia siga intacta con una pelota que gira endemoniadamente, entre lanzas, gags y ancestros con experiencia en este deporte.