El Cascanueces y los cuatro reinos

Crítica de Rolando Gallego - EscribiendoCine

Mentira la verdad

Inspirada en El Cascanueces de Alexandre Dumas Pére, que tuvo su versión ballet con música de Tchaicovsky, y que a su vez adaptó a E.T.A. Hoffmann, Lasse Hallström (Chocolate, Siempre a su lado) dirige El Cascanueces y los cuatro reinos (The Nutcracker and the four realms, 2018) una nueva versión del clásico navideño pero en esta oportunidad con actores y proliferación de efectos digitales para darle un marco de fastuosidad y relevancia.

La película forma parte de una serie de adaptaciones que los estudios Disney harán de propuestas que ya han visitado con anterioridad como Winnie the Poh y Mary Poppins, entre otros, en las que se conjugarán aspectos de live action con animación digital para dar un marco de realismo a diseños y escenarios que hasta el momento no se habían logrado en cine (sí en animación).

En El Cascanueces y los cuatro reinos Clara (Mackenzie Foy) recibe un último regalo de su madre recientemente fallecida, un pequeño huevo dorado de metal que, según dice la tarjeta de salutación, “contiene todo lo que necesita”. El problema con el obsequio es que para ver qué contiene se tiene que abrir con una llave, la que, inesperadamente, no forma parte del regalo. Así, Clara comenzará un viaje al estilo Alicia en el país de las maravillas entre dos reinos, el humano y uno de fantasía, al que llega inesperadamente tras perseguir un hilo que supuestamente la llevaría a la ansiada pieza que le permitiría abrir el huevo.

Desde el momento de llegada al lugar, la película se transforma en la descripción precisa de los cuatro reinos, con cada uno de sus líderes y la cuestión está en ver cómo Clara asume la noticia de que su madre era de ese lugar.

El Cascanueces y los cuatro reinos es una propuesta que en su afán de explorar animación CGI construye un híbrido que no termina por definir su verdad en ninguno de los dos campos en los que posee injerencia. Si el cine es experiencia colectiva, es emoción dentro y fuera de la pantalla. En la película se construye un artificio tal, que prohíbe el asombro ante las imágenes deslumbrantes y actuaciones de reconocidos intérpretes como Keira Knightley, Helen Mirren, Morgan Freeman, entre otros.

En los orígenes del cine las primeras aventuras planteadas tenían que ver con hacer posible lo imposible, viajar a la luna, ser un superhombre, volar en una alfombra mágica, navegar por ríos de chocolate, a través de una serie de mecanismos y efectos que si bien mostraban su “mentira” en el reconocimiento de ésta había un placer que permitía el disfrute de la película. En tiempos de post verdad y fake news El Cascanueces y los cuatro reinos es el ejemplo del momento de la industria, en donde se prefiere abusar de mecanismos que permiten construir historias inimaginadas, irreales, deslumbrantes, pero que en el fondo son solo el envoltorio de la nada misma, tal vez como ese papel que recubría el huevo que Clara recibe: sólo un instante de alegría, un momento de deslumbramiento y un vacío que deja la sensación de pérdida de tiempo al salir del cine.