El Cascanueces y los cuatro reinos

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

ALICIA Y DOROTHY TE MANDAN SALUDOS

Disney le sigue apostando a la magia, los relatos familiares y las fábulas con moraleja en acción viva. Lasse Hallström (“Chocolate”) y Joe Johnston (“Capitán América: El Primer Vengador”) unen fuerzas para la adaptación de “El Cascanueces y el Rey de los Ratones” (Nussknacker und Mausekönig) de E.T.A. Hoffmann y el famoso ballet de Piotr Ilich Chaikovski, para perpetuar las historias protagonizadas por jovencitas que atraviesan aventuras en escenarios maravillosos, con la única intención del autodescubrimiento y esas lecciones de vida tan importantes.

Así, Clara (Mackenzie Foy, la Murph de “Interestelar”) se suma a compañeras de andanza como Alicia (“Alicia en el País de las Maravillas”), Dorothy (“El Mago de Oz”) y hasta la Sarah de “Laberinto” o la Ofelia de “El Laberinto del Fauno”, pero su viaje carece de profundidad y, en cambio, le sobran los lugares comunes, y todo este despliegue termina siendo una excusa para la parafernalia visual, los escenarios y vestuarios elaborados, los efectos especiales y la adaptación musical a cargo de James Newton Howard.

Esta es la primera Navidad de los chicos Stahlbaum tras la muerte de mamá, y aunque trate de disimularlo, a papá Stahlbaum (Matthew Macfadyen) también le cuesta seguir adelante. Antes de partir hacia la ominosa fiesta en casa de Drosselmeyer (Morgan Freeman), los hermanitos reciben regalos anticipados, que su madre quería asegurarse que tuvieran. A Clara, una chica curiosa, inventiva e inteligente -cualidades heredadas de su progenitora-, le toca un pequeño cofre que, según dice, contiene todas las respuestas que necesita. Pero hay un problema, le falta la llave y ahí es donde comienza la verdadera aventura.

Tras pedirle ayuda a Drosselmeyer, Clara encuentra una pista y su recorrido la lleva ¿por la madriguera del conejo? –bueno, es el tronco hueco de un árbol- hasta un insólito mundo paralelo donde, posiblemente, encuentre algo más que la llave necesaria.

Por algún motivo, la chica acepta de una toda la extrañeza que la rodea y enseguida hace buenas migas con Phillip (Jayden Fowora-Knight), un soldado que se convertirá en su servidor y protector, de entrada, contra el Rey de los Ratones, quien posee la preciada llave. Así nos enteramos que existen cuatro reinos mágicos y sus respectivos soberanos: el rey de las Flores (Eugenio Derbez), el rey de la Nieve (Richard E. Grant), la reina de los Dulces (Keira Knightley) y un cuarto dominio cuya reina, Madre Ginger (Helen Mirren), fue desterrada porque trató de rebelarse.

Ginger tiene la llave en su poder con propósitos más oscuros y con ganas de empezar una guerra que podría destruir estos mundos, de los que la mamá de Clara supo ser reina. Ahora, la chica debe ponerse al frente de la batalla para salvar a sus nuevos amigos y recuperar lo que le pertenece.

“El Cascanueces y los Cuatro Reinos” (The Nutcracker and the Four Realms, 2018) es un empaque bonito y recargado para una historia vacía, sobreactuada y plagada de clichés que aburre a grandes y, suponemos, a chicos. Un relato demasiado infantil y simplista que mezcla realidad y fantasía sin ningún miramiento, ni cuestionamiento, más si tenemos en cuenta que estamos parados en pleno siglo XIX.

Hallström y Johnston se esmeran demasiado en la puesta en escena: los escenarios artificiales, los vestiditos ampulosos y en meter a la fuerza alguna de las piezas del ballet cuando la historia se empieza a poner aburrida. Se pierden en todos estos detalles y le dejan poco margen de acción a la historia y al desarrollo de los personajes, que terminan siendo un conjunto de estereotipos, de esos que encontramos en cualquier cuento de hadas. Se olvidan que esto es una adaptación libre y pueden hacer con ella lo que se les canta. Claro que el eligen el camino más fácil y simplista, la dicotomía de buenos y malos, la fábula con moraleja aprendida, y dejan escapar la oportunidad de presentar a Clara como una nueva heroína, acorde a los tiempos que corren.

No se entiende la sobreactuación (y la voz impuesta) de Knightley, el desperdicio de una gran actriz como Mirren y el tedio de una narración que queremos que llegue a su fin, casi desde el principio. Foy todavía es un trabajo en proceso, pero sabemos que puede conmover cuando los guiones están a su altura. Poco y nada puede a hacer con la adaptación de Ashleigh Powell, una historia de manual que va llenando todas las casillas del relato más clásico.

Lo que más choca de “El Cascanueces y los Cuatro Reinos” es su artificialidad (en todo sentido), que ya ni encaja en las jóvenes audiencias de hoy en día, capaz de distinguir un ratoncito real de uno generado por computadora. La puesta es demasiado teatral y ni se la juega por los extremos de, por ejemplo, un Tim Burton y su Alicia.

“El Cascanueces y los Cuatro Reinos” es una película fallida porque ni siquiera entretiene. Su acumulación de convencionalismos y estereotipos atrasa en el presente panorama cinematográfico, creyendo que puede reemplazar una buena narración con su exagerada parafernalia visual y moralejas. No está mal que quiera seguir este camino, pero elige muy mal las herramientas, ya que hay un sinfín de historias clásicas que nos sorprendieron con su versión renovada y moderna. La película de Disney no lo logra y cree poder perpetuar estas fórmulas gastadas.

LO MEJOR:

- La adaptación musical de James Newton Howard.

- Helen Mirren 2020.

LO PEOR:

- Una narración que no convence.

- Un despliegue visual que empalaga.

- Una película fuera de época que no logra adaptarse a los tiempos que corren.