El Cascanueces y los cuatro reinos

Crítica de Caty Filgueira - Cuatro Bastardos

El Cascanueces y los Cuatro Reinos: Solo otro bonito film de Disney.
Disney reimaginó otro clásico y lo trajo a la pantalla grande para las nuevas generaciones.
Todos nos hemos cruzado, en nuestras vidas, con alguna versión de la historia del Cascanueces. Ya sea que hablemos del ballet de Piotr Ilich Chaikovsk o de la novela original de E. T. A. Hoffman, todos hemos escuchado del príncipe convertido en cascanueces por un hechizo.
En esta nueva adaptación de Disney, esa historia no aparece por ningún lado. Seguro, la historia tiene magia y mundos fantásticos. Pero del clásico que todos conocemos, no queda mucho. En realidad, casi que lo único en común es el título.
Pero eso sería lo de menos si la historia fuera interesante o atrapante, lo cual no ocurre. La escena inicial es intrigante: dos chicos, una adolescente y un chico de unos diez años, que juegan en el ático con una suerte de trampa. Quieren atrapar a un ratón. Y con esto empieza la historia, que nos presenta una familia de cuatro que acaba de perder a la madre y aún no han terminado el duelo. Y, obviamente, el padre y una de las hijas, nuestra protagonista, no se entienden.
Ella, Clara Stalhbaum (Mackenzie Foy), es la chica creativa de la trampa para ratones. Que durante una fiesta en la casa de su padrino, Drosselmeyer (Morgan Freeman), descubre otro mundo a través de un portal desconocido por todos.
Es en este punto que comenzamos a tener un dejavù. Ya que clara no solo encuentra en un lugar recóndito de la casa un peculiar viejo un pasaje a otro mundo. No. Además, el mundo es un bosque navideño. Que la lleva a una tierra en guerra. Donde ella tiene el título de princesa. En el hay cuatro regentes. Y ella es la única que puede acabar la guerra. ¿Les suena familiar?
Dejando de lado que Las Crónicas de Narnia es bastante más profunda y bastante más oscura (especialmente cuando consideramos la escena del sacrificio de Aslan), el film tiene más semejanzas de las que me gustan personalmente. Y no para bien. Sin contar que para esta historia recurren a la tropa cliché “le crees a un personaje pero la historia es al revés“. ¿A qué me refiero? A que le creemos a Sugar Plum su versión de porqué un reino va contra los otros 3 cuando, en realidad, ella es la que alejo a ese reino para que no la arruine.
Keira Knightly como Sugar Plum, la reina de la tierra de los dulces, es la interpretación perfecta. Logra que nos empalaguemos solo de escucharla y luego que queramos estrangularla. Ambas cosas son buenas, ya que ese es el objetivo del personaje. Morgan Freeman, por su parte, es Morgan Freeman. ¿Hace falta decir más? Su personaje tiene el simple objetivo de encarrilar a Clara en el camino correcto. Y Clara misma tiene sus momentos, aunque no logra ser un personaje atrapante al 100%.
Como verán, no hablé del Cascanueces. En este film, tiene el rol de guardia del puente que da al cuarto reino y su nombre es Capitán Phillip Hoffman (en honor al escritor de la historia que inspiró el ballet). Lo interpreta Jayden Fowora-Knight. Pero hasta ahí llega su participación. La ayuda a Clara a llegar al castillo y a huir de la celda. Eso es casi todo. El cascanueces casi que sólo aparece para que el nombre le quede al film.
Ahora, si hablamos netamente del film como film, es simplemente hermoso. Los trajes, a pesar de exagerados, hacen gran honor a lo que se usaría en un Ballet. Y los guiños al ballet son varios: principalmente a través de la obra que los habitantes del reino ponen en escena para Clara (donde la historia cuenta como la madre de Clara, Marie, descubrió los reinos). El ballet lo lleva a cabo Misry Copeland y es simplemente extraordinaria.
El castillo es digno de un cuento de hadas, pero con toques mecánicos que acentúan la inventiva que destaca a los personajes (Drosselmeyes, Marie, Clara). Es colorida sin ser abrumadora, con toques de barroco en el estilo y torres que están, obviamente, inspiradas en la Catedral de Moscú. Esto último no es de sorprender, considerando los orígenes del ballet.
Dentro de toda, un película entretenida, ya que tiene buen ritmo y mucho que ver, pero no con mucha historia que contar. La trama tiene sentido pero se siente como ver una película que ya hemos visto varias veces y no está ni siquiera en su mejor versión. Es un intento débil de reimaginar un clásico atemporal.