El capital humano

Crítica de Martín Chiavarino - A Sala Llena

El infierno de los aficionados.

El Capital Humano (2013) es más que un film, es un ensayo sociológico basado en una historia real sobre el neoliberalismo y las relaciones sociales en el capitalismo actual, a partir de las nociones de éxito personal y los beneficios y riesgos de la especulación financiera de los administradores de los fondos de inversión y los inversores aficionados.

La historia se divide en cuatro partes. Las tres primeras son narraciones basadas en los protagonistas y la cuarta es una resolución de las anteriores, denominada El Capital Humano. En la primera parte, la película mira la historia desde los ojos de Dino, un hombre ambicioso que busca la amistad del padre del novio de su hija, Giovanni, un administrador de fondos de inversión, para convencerlo de permitirle invertir en una apuesta riesgosa contra la estabilidad del gobierno y de la economía europea con grandes dividendos. La segunda historia se centra en Carla, la esposa de Giovanni, una ex actriz devenida en ama de casa millonaria, esnob y diletante que dedica sus días a recorrer negocios y comprar productos suntuarios con el dinero ganado por la especulación de su marido. La tercera de las historias narra los vaivenes de Serena, la hija de Dino, quien se ve envuelta en un asunto policial.

En medio de la intriga especulativa de Dino y el pedido de un préstamo para invertir el dinero que no posee, Carla entra un día en un teatro de provincia a punto de ser demolido y le propone a su esposo comprarlo para su restauración y nombrar un consejo administrativo. Así conoce a Donato, un profesor de teatro enamorado de la ex actriz en sus épocas de intérprete aficionada. Massimiliano, el hijo de Giovanni y Carla, es a su vez acusado de atropellar en estado de ebriedad a un ciclista que salía del trabajo el día de la graduación de los jóvenes. Con el herido en estado crítico, el caso policial se complica cuando Serena comienza a mentir sobre lo sucedido aquella noche para proteger a su pareja, un joven artista con tendencias suicidas.

La obra dirigida por Paolo Virzì maneja a la perfección todos los climas y hasta se da el lujo de introducir escenas amorosas que remiten al cine clásico italiano y que son disueltas por la tragedia de la realidad, la cual irrumpe para romper el artilugio estético. Así construye un drama social de gran alcance y valor para nuestra cultura, basándose en la solidez de un gran guión y en las grandes actuaciones del elenco protagonista, especialmente de Fabrizio Bentivoglio como Dino, Valeria Bruni Tedeschi como Carla, Fabrizio Gifuni como Giovanni y Matilde Gioli como Serena.

El Capital Humano deja al desnudo las contradicciones de los que ganan con la caída de las políticas públicas y los que se enriquecen a costa de la miseria de los trabajadores. Pero esto no es todo y el arte se convierte -en la película- en reflejo de la decadencia de la cultura de una época, ya sea a través de los críticos de teatro con sus teorías nihilistas, los docentes con su anhelo romántico o los inversores en su religión del éxito a toda costa. La decadencia de la economía neoliberal en Europa ha dejado secuelas en la cultura y los valores, convirtiendo a las personas en despojos de la sociedad de bienestar. La inmoralidad y la cultura de la deshumanización y la cosificación siguen gobernando nuestras leyes y esto es lo que logra plasmar Virzì, para ver de frente cuáles son las alternativas en el nuevo capitalismo.