El capital humano

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

EL CAPITAL HUMANO
Retrato de gran universalidad sobre la codicia y la falta de moral
“El capital humano” (“Il capitale umano”) es apenas la quinta película italiana que se presenta este año en Argentina, magro resultado comparado con el acumulado hasta ahora de 240 estrenos.
Paolo Virzì, su director, ha tenido mejor suerte que otros colegas en Argentina, ya que es uno de los pocos de los cuales se conoce parte importante de su filmografía. Sin llegar al nivel de Nanni Moretti, cuyas últimas ocho producciones han llegado a nuestra latitudes, Virzí ya es conocido por sus obras anteriores: “Tutti i santi giorni” y “La prima cosa bella”, todas de esta década.
En esta oportunidad reúne un reparto importante, donde se destaca Valeria Bruni Tedeschi, vista hace poco en su doble condición de actriz y realizadora en “Un castillo en Italia”. En “El capital humano” ella interpreta a Carla, la esposa del magnate Giovanni (Fabrizio Gifuni), que alguna vez fue actriz de teatro. Su hijo Massimiliano (Guglielmo Pinelli) sostiene un noviazgo, con poco futuro, con Serena (Matilde Gioli). Dino (Fabrizio Bentivoglio), el padre de la joven no está pasando por un buen momento financiero. Giovanni le ofrece un negocio de inversión “sin riesgo”, cuyos fondos obtendrá al hipotecar su casa.
Lo anterior describe a los principales personajes involucrados a los que habría que agregar a Roberta (Valeria Golino), psicóloga y comprensiva madrastra de Serena y a Luca (Giovanni Anzaldo), uno de sus pacientes y que tendrá mayor protagonismo hacia el final.
A la manera de un thriller, la película comienza cuando un ciclista es atropellado por un auto en una noche de lluvia en el norte de Italia, donde viven los personajes descriptos anteriormente. No se sabrá hasta el final quien ha sido el culpable, pero a través de los relatos y puntos de vista de tres de los personajes se irá descubriendo un mundo de codicia dominado por el dinero y la falta de moral.
Se trata de un film atrapante, donde lo central no está en saber quién fue el responsable del grave accidente que afectó a un humilde camarero de una fiesta. Lo que interesa es el comportamiento de los que participaron de dicho ágape y que obviamente son los mismos que se han descripto previamente. Conviene prestar cierta atención y no distraerse, dada la diversidad y cantidad de protagonistas.
La historia está basada en una novela homónima del estadounidense Stephen Amidon que tiene lugar en Connecticut. Que haya podido ser adaptada para que transcurra en Italia demuestra la universalidad de la propuesta.