El canal del demonio

Crítica de Daniel Lighterman - Visión del cine

En medio de todos los poco inspirados estrenos de Halloween, llega desde Irlanda El canal del demonio, una película que transita el terror y el thriller, inspirando miedo, pero miedo del bueno.
“Quien está listo para ver un fantasma?” pregunta David a una mas bien desinteresada audiencia adolescente que lo visita en la filmoteca donde trabaja. David y su espora compran una casa mientras esperan el nacimiento de su hijo. Cinco años después, metidos ya en la rutina del hogar, David descubre, como suele pasar en casi cualquier película de terror, que en su casa se cometió un horrible crimen. Las imágenes de ese crimen, que el encuentra en un viejo rollo de film en su trabajo, comienzan a hostigarlo al mismo tiempo que crecen sus sospechas sobre la infelicidad de su esposa y una posible infidelidad. Pero una noche, David es testigo de cómo el espectro del asesino, mata a su propia mujer, lo que lo llevará a una desesperada investigación que lo hará enfrentarse con sus peores temores.

El canal del Demonio (una muy pobre traducción del título original “El canal”) propone un argumento que no parece sobresalir de los cánones usuales del cine de terror, pero que se eleva de la media porque construye a David como un personaje muy consistente. Sus miedos son claros pero no explícitos, sus dudas son las mismas del espectador y ninguno de los acontecimientos se resuelve tan burdamente como el cine norteamericano nos tiene acostumbrados.

El director sabe generar los climas necesarios para que el espectador quede atrapado por la imagen y el sonido, y sin recurrir al golpe bajo del sobresalto, logra que uno quede expectante al borde de la butaca.

Acompaña la genial actuación de Rupert Evans, quien construye al personaje de David siguiendo los lineamientos del cine de terror clásico, pero con el tono perfecto de actuación que logra que incluso en el desenlace del film, el verosímil sea completo, lo cual aumenta en el espectador la sensación de miedo y desesperación.

Una joya en medio de un género vapuleado por producciones mediocres, El canal del Demonio es un film de género que no se apoya en el golpe de efecto sino que apela a cosas con la que cualquier espectador puede relacionarse, volviéndose una película muy efectiva y con un clima admirable.