El campo luminoso

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Tomando como punto de partida valioso material fotográfico y fílmico registrado durante una expedición capitaneada por el militar sueco Gustav Emil Haeger en 1920, Cristian Pauls explora la actualidad del Chaco formoseño (la zona de Las Lomitas y Pozo del Tigre), donde aún viven descendientes de la comunidad pilagá, un pueblo indígena cercano a los tobas que conserva su propia lengua y también la memoria de las persecuciones que sufrió a lo largo de su historia en nombre de los sucesivos procesos “civilizadores”.

Documental etnográfico y diario de viaje se cruzan en esta sólida película de más de dos horas que permite distinguir con claridad tanto las huellas del colonialismo (aquella misión sueca tenía como uno de sus objetivos principales analizar qué recursos naturales podían explotarse en la región) como las zozobras que persisten entre los integrantes de un colectivo que pretende conservar su identidad en un contexto hostil. “La Biblia es un cuento de los blancos, no de los indígenas”, dice una de las mujeres que entrevista el propio director del film, con un poder de síntesis ejemplar y en un tono en el que puede adivinarse una convicción que no han podido aplastar las frustraciones.