El callejón de las almas perdidas

Crítica de Matias Seoane - Alta Peli

Para dejar atrás su pasado, Stanton Carlisle (Bradley Cooper) se une a una feria ambulante donde le ofrecen monedas por hacer trabajos pesados. No tarda en demostrar que está para mucho más, y mientras aprende los trucos del oficio desarrolla un interés romántico por la joven Molly (Rooney Mara), a quien ayuda a mejorar su espectáculo.

Bajo la mentoría de la vidente Zeena (Toni Collette) y de su esposo, Stan descubre que tiene talento para convertirse en mentalista y ve la oportunidad de ganar mucho dinero con eso. Es así como convence a Molly de marcharse con él a la ciudad para comenzar un espectáculo juntos, el cual les permita llevar un nivel de vida mucho más alto que el que la feria alguna vez podría darles.

Pero la ambición de Stan lo empuja a desoír el principal consejo que le dieron sus maestros, el nunca olvidarse que todo es un espectáculo, cuando un hombre rico y poderoso lo toma por un medium real y le ofrece una pequeña fortuna por contactarlo con su hijo fallecido. Con la complicidad de la psiquiatra Lilith Ritter (Cate Blanchett), Stanton comienza un riesgoso plan para estafar gente rica, despojándose de la poca humanidad que le quedaba y, además, poniendo en riesgo su vida.

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Alta Peli

CRÍTICASEl Callejón de las Almas Perdidas (REVIEW)

por

Matías Seoane

publicada el 07/02/2022

El Callejón de las Almas Perdidas, el oscuro mundo del espectáculo. Crítica, a Continuación.

Para dejar atrás su pasado, Stanton Carlisle (Bradley Cooper) se une a una feria ambulante donde le ofrecen monedas por hacer trabajos pesados. No tarda en demostrar que está para mucho más, y mientras aprende los trucos del oficio desarrolla un interés romántico por la joven Molly (Rooney Mara), a quien ayuda a mejorar su espectáculo.

Bajo la mentoría de la vidente Zeena (Toni Collette) y de su esposo, Stan descubre que tiene talento para convertirse en mentalista y ve la oportunidad de ganar mucho dinero con eso. Es así como convence a Molly de marcharse con él a la ciudad para comenzar un espectáculo juntos, el cual les permita llevar un nivel de vida mucho más alto que el que la feria alguna vez podría darles.

Pero la ambición de Stan lo empuja a desoír el principal consejo que le dieron sus maestros, el nunca olvidarse que todo es un espectáculo, cuando un hombre rico y poderoso lo toma por un medium real y le ofrece una pequeña fortuna por contactarlo con su hijo fallecido. Con la complicidad de la psiquiatra Lilith Ritter (Cate Blanchett), Stanton comienza un riesgoso plan para estafar gente rica, despojándose de la poca humanidad que le quedaba y, además, poniendo en riesgo su vida.

El Callejón de las Almas Perdidas exige un fenómeno

Aunque la historia que propone El Callejón de las Almas Perdidas es compleja y poblada de personajes, su director Guillermo del Toro (La Forma del Agua, Titanes del Pacífico) se apoya en la experiencia de una novela y una película que ya contaron esta misma historia, sin perder tiempo en largas presentaciones ni explicaciones. Durante unas pocas secuencias casi sin diálogos, ofrece toda la información inicial que hace falta para que la acción se ponga en movimiento de inmediato y no se detenga durante toda la película, más que para algunos momentos de respiro.

Con una buena dosificación de drama y misterio, cada personaje secundario y sus respectivas subtramas aportan dándole cuerpo al mundo de El Callejón de las Almas Perdidas, sin distraer del foco de lo que se está narrando con información innecesaria. El ritmo ajustado, sin sentirse apresurado ni estirado en ningún momento, desarrolla el ascenso y la anunciada catástrofe a la que está destinado Stanton, al mismo tiempo que vamos descubriendo algunos detalles de su pasado que él tanto se esfuerza por esconder porque revelan su verdadera naturaleza.

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CRÍTICASEl Callejón de las Almas Perdidas (REVIEW)

por

Matías Seoane

publicada el 07/02/2022

El Callejón de las Almas Perdidas, el oscuro mundo del espectáculo. Crítica, a Continuación.

Para dejar atrás su pasado, Stanton Carlisle (Bradley Cooper) se une a una feria ambulante donde le ofrecen monedas por hacer trabajos pesados. No tarda en demostrar que está para mucho más, y mientras aprende los trucos del oficio desarrolla un interés romántico por la joven Molly (Rooney Mara), a quien ayuda a mejorar su espectáculo.

Bajo la mentoría de la vidente Zeena (Toni Collette) y de su esposo, Stan descubre que tiene talento para convertirse en mentalista y ve la oportunidad de ganar mucho dinero con eso. Es así como convence a Molly de marcharse con él a la ciudad para comenzar un espectáculo juntos, el cual les permita llevar un nivel de vida mucho más alto que el que la feria alguna vez podría darles.

Pero la ambición de Stan lo empuja a desoír el principal consejo que le dieron sus maestros, el nunca olvidarse que todo es un espectáculo, cuando un hombre rico y poderoso lo toma por un medium real y le ofrece una pequeña fortuna por contactarlo con su hijo fallecido. Con la complicidad de la psiquiatra Lilith Ritter (Cate Blanchett), Stanton comienza un riesgoso plan para estafar gente rica, despojándose de la poca humanidad que le quedaba y, además, poniendo en riesgo su vida.

El Callejón de las Almas Perdidas exige un fenómeno

Aunque la historia que propone El Callejón de las Almas Perdidas es compleja y poblada de personajes, su director Guillermo del Toro (La Forma del Agua, Titanes del Pacífico) se apoya en la experiencia de una novela y una película que ya contaron esta misma historia, sin perder tiempo en largas presentaciones ni explicaciones. Durante unas pocas secuencias casi sin diálogos, ofrece toda la información inicial que hace falta para que la acción se ponga en movimiento de inmediato y no se detenga durante toda la película, más que para algunos momentos de respiro.

Con una buena dosificación de drama y misterio, cada personaje secundario y sus respectivas subtramas aportan dándole cuerpo al mundo de El Callejón de las Almas Perdidas, sin distraer del foco de lo que se está narrando con información innecesaria. El ritmo ajustado, sin sentirse apresurado ni estirado en ningún momento, desarrolla el ascenso y la anunciada catástrofe a la que está destinado Stanton, al mismo tiempo que vamos descubriendo algunos detalles de su pasado que él tanto se esfuerza por esconder porque revelan su verdadera naturaleza.

En buena medida, todo esto es posible gracias a un gran elenco de secundarios que se esfuerzan por mostrar las facetas de sus personajes incluso cuando tienen poco tiempo de pantalla durante el cual lucirse, especialmente las magistrales apariciones de Willem Dafoe interpretando a uno de los seres más retorcidos y tenebrosos que tiene para ofrecer El Callejón de las Almas Perdidas.

Para completar todo lo no dicho, cada detalle de la propuesta visual de Nightmare Alley, tal su título original, está afinada para representar un mundo donde conviven el gran lujo y la mayor decadencia con la misma sensación de irrealidad. No solo en los puestos de feria la línea entre realidad y ficción es difusa, pero de alguna forma es una mentira más honesta que en los hoteles de lujo donde Stanton se codea con la alta sociedad.

Mientras que en la feria encuentra alguna voluntad de redimir sus pecados del pasado, es en la ciudad donde termina de sacrificar la humanidad que le queda y donde conoce monstruos tan despreciables como los que espantan al público por centavos en una carpa con piso de barro. Y El Callejón de las Almas Perdidas no esconde los detalles sino que los pone bajo el foco.