El caído del cielo

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

En los albores de la represión militar que azotó al país contra los civiles que se armaban para luchar y defender sus principios, como combatir a sus patrones que los sometían a trabajos muy exigentes y mal pagos, el director de éste documental, Modesto López, nos presenta, y adentra, en esta historia particular de un humilde trabajador, Tomás Francisco Toconás, que se sindicalizó, fue miembro del E.R.P. y terminó asesinado por el ejército en Tucumán, arrojándolo atado de pies y manos desde un helicóptero en Pozo Hondo, Santiago del Estero.
Cuando lo encontraron y nadie sabía quién era, los habitantes del pueblo lo enterraron como un “NN”, y lo adoptaron como un santo popular, le prendían velas, le llevaban ofrendas, aunque nunca se supo si produjo algún milagro.
Durante el documental vemos las peripecias que sufrió ésta persona, previo a su captura, qué es lo que hacía en el monte, y cómo lo pudieron identificar 35 años después de su secuestro.
El director utiliza en su narración imágenes en blanco y negro de los ingenios azucareros con sus trabajadores, intercalándolo con el relato de sus hijos y amigos contando cómo era la vida en esa zona en la época que los militares estaban dando sus primeros pasos.
El poblador de los pueblos involucrados en esta historia, reivindica al “caído del cielo”, porque con su militancia guerrillera intentó provocar un cambio en su vida y en la vida de sus compañeros, generando un gran respeto de sus pares, quienes sienten que su muerte no fue en vano.
El director encontró un caso desconocido para la población en general, que sucedió durante el gobierno de Isabel Perón, y que luego los militares continuaron con esta metodología cuando gobernaron el país a partir de 1976.
Los entrevistados denotan estar bien predispuestos a contar la historia de Toconás, y la suya propia también que, con momentos emotivos y una narración tradicional, nos introduce no sólo en el monte tucumano, sino en la desgraciada vida que tuvieron su esposa y sus hijos a partir de su desaparición que, a pesar de todos los padecimientos, son la memoria viva de una época nefasta de la historia argentina.