El brindis

Crítica de Julia Tosello - Cine Argentino Hoy

“El Brindis”, de Laurent Tirard. Crítica
Una comedia surrealista que nos habla del duelo y del camino hacia la madurez

“El brindis” (título original en francés: “Le discours”), película de Laurent Tirard (Un hombre con altura, El pequeño Nicolás, Un seductor a la francesa) proyectada en el Festival de Canne, se estrena hoy, jueves 1 de septiembre. La película es presentada por Zeta Films.

Comienza el filme y vemos que Adrien (Benjamin Lavernhe), de 35 años, es dejado por su novia, quien dice necesitar “un descanso”. Adrien pasa por todos los estados: la tristeza, la ira, la incomprensión, la desesperación. A partir de allí, nuestro protagonista no podrá evitar encontrarse en plena crisis existencial.

A los 38 días de haber sido abandonado por su pareja, Sonia (Sara Giraudeau), decide mandarle un mensaje por la tarde, el cual ella posteriormente lo ve, aunque no responde. Esa noche, tiene que asistir a una de sus cenas familiares que le resultan completamente tediosas, donde siempre se habla de los mismos temas. En esa cena en particular, los hechos que se irán desencadenando harán que Adrien se replantee sus relaciones, su juventud, el camino que lo llevó hasta allí y principalmente su propio duelo.

El punto de inflexión de esa cena, será cuando su cuñado le pida a Adrien que haga el discurso del brindis del casamiento con su hermana Sofie (Julia Piaton). El “regalo” que le pide nos hará viajar por diferentes momentos de la vida de Adrien, así como los muchos discursos y escenarios que imagina para ese brindis mientras se encuentra reunido con su familia. Entre esos temas y asuntos más o menos resueltos, veremos cómo Adrien lidia con el duelo y el dolor de haber sido dejado por Sonia, al mismo tiempo que aun espera que ella conteste su mensaje en algún momento de la noche.

Debido a la temática que trata, “El Brindis” resulta un filme que nos habla de las dificultades para superar momentos dolorosos en la vida, momentos que incluyen pérdidas y cambios que no siempre son fáciles de transitar. De alguna manera, el film refleja situaciones que muchas personas hemos pasado, en las que hemos sufrido y sobre todo hemos lucubrado más de una respuesta y justificación. Lo interesante y original en este punto, será el tono del filme, el cual se funde en una comedia satírica y ácida que nos hará reír y al mismo tiempo reflexionar.

Tanto por tema central como por su planteo estético, todo el film se vuelve una completa locura, en la que Adrien rompe constantemente la cuarta pared, Adrien nos hará partícipes de sus pensamientos, de su imaginación y de sus recuerdos y nos habla prácticamente todo el tiempo para justificarse, para buscar explicaciones a su propia realidad y poder construir diferentes situaciones en su mente que irá compartiendo a medida que avanza el film. Lo interesante en este punto, resulta el tono del largometraje, puesto que al mismo tiempo que el filme nos plantea temas complejos y difíciles de transitar, nos presenta un escenario hilarante en el que el surrealismo audiovisual se hace presente a medida que nos vamos metiendo en la mente y sus recuerdos, mientras la cena con su familia transcurre prácticamente en tiempo real. La paletas de colores utilizadas para los escenarios que construye en su mente y la realidad de la cena, la música, el montaje y los cortes frenéticos y completamente únicos y alocados, completan la atmósfera llena de locura y al mismo tiempo llena de drama que nos conducirá hacia el final.

De lo expuesto, la obra de Laurent Tirard se traduce en un film complejo, que pese a su tono teatral y alocado y a sus monólogos hilarantes y hasta descontextualizados, no mantendrá completamente expectantes hasta el final, al mismo tiempo que nos hará reflexionar sobre temas tan fuertes en la vida como la pérdida y el duelo.