El bosque siniestro

Crítica de Iván San Martín - Cinergia

Mientras el lobo no está

A los pies del imponente Monte Fuji en Japón, se encuentra el silencioso bosque Aokigaha también conocido como Jyukai (Mar de Árboles). En sus 3000 hectáreas de extensión es elegido por gran cantidad de personas para acabar con su vida. Si bien en el siglo XIX el bosque era donde familias pobres dejaban morir a algunos de sus integrantes por la imposibilidad de hacerse cargo de ellos, fue en 1993 con la publicación de libro “El manual completo del suicidio” donde es descrito como el mejor lugar para morir y el ahorcamiento como la mejor manera de hacerlo. Se han encontrado cadáveres que entre sus pertenencias llevaban el libro, es por eso que sus ventas fueron pausadas por tiempo indeterminado.
Las autoridades japonesas han creado una inmensa red de concientización para hacer recapacitar a la mayor cantidad de gente: en el bosque se encuentran distribuidos varios carteles que resaltan las bondades de la vida y de contar los problemas a seres queridos, desde material informativo en hoteles y lugares turísticos hasta sumar a habitantes locales como voluntarios quienes conversan con los visitantes para impedir que tomen la fatal decisión.
No hay números precisos ya que en las últimas décadas la cantidad fue en aumento, se estima que por año hay entre 70 y 100 muertos. Ante estos datos fue irrestible para Hollywood hacer un film que se sitúe en El bosque siniestro.
Sara (Natalie Dormer) es un típica norteamericana clase media. Tiene una gemela llamada Jess (Natalie Dormer también) quien vive en Japón y se gana la vida como maestra de inglés en un colegio. Algunas conductas autodestructivas en el pasado y un trauma que no la deja en paz fue el motivo por el que decidió irse, y cuando Jess desaparece todas las pistas parecen indicar que la vieron adentrarse en el bosque Aokigahara. Ahora Sara viajará a Japón convencida que su hermana no está muerta y corre grave peligro, acompañada por Aiden (Taylor Kinney) un periodista que quiere contar la historia de la búsqueda de Sara y Michi (Yukiyoshi Ozawa), un guía que conoce el bosque más que nadie. Desviarse del camino indicado puede ser fatal y aquellos espíritus que no descansan en paz van a atormentarla convirtiendo todo en una pesadilla.
Con un argumento prometedor pero con baches en el guion y varios clichés del género, esta película se pierde en el recurso de asustar al espectador desprevenido en lugar de tomarse tiempo en crear un clima. Los personajes que acompañan a la protagonista también son clichés (el joven guapo que intentará ayudar a la dama, el guía que sabe bastante) y no hay interés por parte de los guionistas en sacarlos de ese rol.
La fotografía es el punto fuerte, el trabajo de Mattias Troelstrup realmente saca provecho del bosque en todos los momentos del día pero en especial cuando la noche cae. Otro de los rubros técnicos destacados es el sonido el cual está muy bien diseñado y encuentra el punto justo entre lo callado por la poca vida silvestre que habita en el bosque y los puntos donde necesita complementar los sustos.

El bosque siniestro atrae por su historia y por ver a Natalie Dormer interpretar a los dos papeles principales y aunque no está mal hay algo que no fluye del todo en la química con sus compañeros. A medida que transcurre el relato se va diluyendo y se pierde el interés, cuando vuelva a tener la atención es para un final mal resuelto que es dado por una serie arbitraria de hechos.