El bebé de Bridget Jones

Crítica de Victoria Conci - La Voz del Interior

Las terceras partes pueden ser buenas
La tercera entrega de la saga de Bridget Jones aporta toda la frescura que no tuvo la segunda parte. Renée Zellweger mantiene el encanto de siempre pero con la madurez de los cuarenta.

Ya lo dijo Collin Firth (El Discurso del Rey): “El Bebé de Bridget Jones es divertida, un escape, un entretenimiento". Y es tal como lo expresa el británico que por tercera vez interpreta al parco Mark Darcy.

El regreso de Bridget Jones es una bocanada de aire fresco en comparación al bajón que resultó la segunda parte de la saga, y la reaparición de Renée Zellweger en pantalla no pudo haber llegado en mejor momento (y con mejor proyecto). La actriz hacía seis años que no trabajaba y pasaron 15 desde que interpretó por primera vez al personaje creado por Helen Fielding, por lo que su aparición generaba el doble de expectativas que de por sí ya cargaba la cinta.

Es que muchos se preguntaban, ¿era necesaria una tercera parte? Para Hugh Grant no, por lo que fue muerto en los primeros minutos, y en su lugar sumaron al apuesto Patrick Dempsey (Grey's Anatomy).

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Si El Bebé de Bridget Jones merece ser vista es en gran medida por Renée Zellweger. Las supuestas cirugías que se hizo en los últimos tiempos y de las que ella prefiere no hablar, no lograron atenuar la gracia y ternura de sus gestos, que a la vez dejan ver a una bella mujer que ya pasó los cuarenta.

Esta vuelta encuentra a la protagonista cumpliendo 43, separada de Darcy (que se volvió a casar), “con su peso ideal” y sin hijos. En lo profesional, es una exitosa productora televisiva que divide el tiempo entre sus amistades que ya tienen hijos y sus compañeras de trabajo, unas treintañeras en pleno uso de su soltería.

En una salida alocada a un festival, Bridget conoce a un matemático y gurú del amor llamado Jack (Dempsey) y termina acostándose con él. Al tiempo se reencuentra con Mark, recientemente divorciado, y una charla deriva en una noche de pasión.

Semanas después y test de por medio, Jones se entera que está embarazada. Pero, ¿quién es el padre del bebé?

La protagonista, tan torpe y adorable como en 2001 pero más madura y segura, intentará hablar con los dos probables padres de su hijo, al tiempo que debe competir en su trabajo con un grupo de hípster que prefieren poner un gatito en pantalla a “algo serio”.

A El Bebé de Bridget Jones le falta Daniel Cleaver (Hugh Grant), es cierto, pero Dempsey cumple, y una escena de su personaje con Bridget en la casa de ella hará morir de amor a los fans de las películas románticas. A la vez que los momentos en que Jones va a ver a su doctora (una genial Emma Thompson), serán algunos de los más divertidos.

Puede que la película caiga en lugares comunes de a ratos y sea predecible, pero también sorprenderá con algunos pequeños giros y es muy disfrutable más allá del género del espectador y su edad.