El bar

Crítica de Laureano Manson - MDZ Online

A lo largo de más de 20 años, el cine de Alex de la Iglesia ha combinado momentos cumbre (El día de la bestia, La comunidad, Mi gran noche), con otros francamente fallidos (Perdita Durango, Los crímenes de Oxford, Balada triste de trompeta). Sin embargo, si hay algo que el vasco no ha resignado con el paso del tiempo, es la intensidad. Para bien o para mal, su cine ha estado siempre montado en una suerte de vertiginoso espiral ascendente; y es uno de los pocos cineastas que ha construido desde la más absoluta desmesura, una mordaz radiografía de las miserias de unos personajes que luchan por su subsistencia, aún a costa de fagocitarse entre sí.

Al igual que La comunidad o Mi gran noche, la historia que cuenta El bar transcurre en un ámbito cerrado que va adquiriendo características cada vez más siniestras. En ese reducto en el centro madrileño, quedan atrapados ocho personajes bajo una inesperada situación. Cuando uno de los clientes abandona el local después de tomar un café, es fusilado con un disparo en la cabeza. Luego otro sale en su ayuda, y también queda tendido en la vereda por un balazo.

En cuestión de segundos, las calles quedan desiertas, sin señal alguna del lugar de procedencia de los disparos, y dentro del bar estalla la paranoia. Amparo (Terele Pávez) es la hosca propietaria del local. Sátur (Secun de la Rosa) es el eterno camarero del lugar. Trini (Carmen Machi) es una clienta habitué, obsesionada con dar el batacazo en una de esas máquinas tragamonedas que son un artefacto típico de tantos cafés españoles. Elena (Blanca Suárez) es una bellísima joven, traumatizada por sus fracasos amorosos y adepta a las citas vía web. Nacho (Mario Casas) es un publicista de look hispter, con más ínfulas que talento. Andrés (Joaquín Climent) es un cliente que intentará llevar las riendas del conflicto sin demasiada fortuna. Sergio (Alejandro Awada en modo español) es un hombre de negocios cuyo maletín podría esconder una sorpresa. Finalmente, Israel (Jaime Ordóñez) es un mendigo lunático con aires de predicador bíblico.

Con semejante combo de criaturas, al que se añade el descubrimiento de un gordinflón que ha muerto en el baño tras inyectarse una sustancia desconocida; se desata una imparable cadena de sucesos desesperados. Se sabe que el cine de Alex de la Iglesia actúa por acumulación, y en este caso la película baraja conjeturas que van del ataque terrorista a la invasión alienígena; pasando por la propagación de un virus mortal.

A diferencia de La comunidad o Mi gran noche, el clima aquí es más tenso y claustrofóbico. A medida que pasan los minutos, el director abandona sus habituales gags de humor negro para zambullirse de lleno en un relato pesadillesco, que desciende al sótano del bar primero, y después a las alcantarillas de la ciudad. De la Iglesia nunca se ha caracterizado por andar con metáforas. Sus películas podrán tener momentos excesivamente elocuentes o declamatorios -y esta no es la excepción- pero la ferocidad y desparpajo con los que aborda la decadencia moral; jamás se ha montado sobre el criterio del dedo aleccionador. Lo suyo es más bien un permanente festín de la barbarie, que si bien acusa algunos ingredientes ya repetidos; siempre apuesta al riesgo de que el banquete deje un sabor inesperado.

Más allá de las peripecias de sus personajes, El bar es una película que no juega a trazar vínculos de empatía con el espectador; sino más bien a agitar sarcásticamente los traumas y ansiedades de una sociedad dinamitada por el miedo. El pánico está encriptado en la médula del film. Un pavor que se incrementa en la marea del sinsentido que avanza sobre la existencia.

Y mientras transitamos algo atolondrados por la vida, sin tener ya demasiado claro a qué o a quién temer, Alex de la Iglesia nos lleva de paseo por un mundo tenebroso; ese que transitamos día a día tan inmunes como invisibles. Cualquier atrocidad puede pasar a metros de nuestros cuerpos, y sin embargo ahí seguiremos, naturalizando el horror con tal de subsistir. Disfrazando con algún gesto de humanidad, el espíritu de un tiempo que se agazapa listo para la rapiña.

El bar / España-Argentina / 2017 / 102 minutos / Apta para mayores de 13 años / Dirección: Alex de la Iglesia / Con: Mario Casas, Blanca Suárez, Carmen Machi, Terele Pávez, Secun de la Rosa, Jaime Ordóñez y Alejandro Awada.