El bar

Crítica de Jimena Díaz Pérez - Días de película

Álex de la Iglesia (La comunidad, Los crímenes de Oxford) regresa con una historia atrapante y extrema, como tiene acostumbrado al público.

Elena (Blanca Suárez) ingresa a un bar de Madrid para poder cargar su celular. Allí está Amparo (Terele Pavez), la dueña del lugar, Sátur (Secun de la Rosa), el mozo, y varios clientes: Trini (Cármen Machi), Andrés (Joaquín Climent) y Sergio (Alejandro Awada); además de Israel (Jaime Ordóñez), un mendigo que acude habitualmente. La mañana transcurre con normalidad hasta que uno de los oficinistas presentes en el local sale a la calle y recibe un disparo que provoca que la plaza quede desierta, sin nadie que lo ayude. El único que se atreve es el barrendero, quien al salir del bar también recibe un disparo. Desde ese momento todos coinciden en la hipótesis de la existencia de un francotirador. Pero también surge la posibilidad de que el peligro esté adentro.

El bar (2017) es una película de humor negro, con algunos momentos bizarros. El relato avanza a través de situaciones que se superan en intensidad, generando una atmósfera tan desopilante como tensa. Además de producir sensaciones que interpelan al público.

Los seguidores del director español Álex de la Iglesia disfrutarán mucho del film porque tiene su sello: personajes que responden a ciertos estereotipos, diálogos precisos (como por ejemplo, las citas bíblicas del mendigo) y un argumento bien desarrollado que va en aumento constante.

En El bar, el director español retrata lo peor de los seres humanos, aquellas acciones que surgen en la lucha por sobrevivir. Y lo hace sin mediaciones, llevando al extremo un escenario que se asemeja al de un reality: varios desconocidos, encerrados, que tienen que superar una circunstancia dada.

Momentos divertidos, oscuros y asfixiantes conforman un film que desarrolla muy bien el grotesco de principio a fin.