El auge del humano

Crítica de Alejandro Turdó - A Sala Llena

El mundo conectado

Eduardo Williams hace su debut en largometraje con El Auge del Humano (2016), una suerte de ensayo y ficción documentalista que sigue las experiencias de jóvenes en tres continentes distintos, sus vivencias, su entorno y su devenir.

Chicos y chicas de Argentina, Mozambique y Filipinas componen los tres actos del film, a través del cual el director les sigue los pasos dentro de una narrativa compuesta en partes iguales por acciones guionadas e improvisadas, las cuales combinadas nos ponen frente a una obra intimista, que nos mete dentro de universos muy particulares.

Apoyándose en una estructura que evita las líneas rectas, el entorno de los personajes se vuelve un personaje en sí mismo. Si bien no hay muchos puntos en común entre los interpretes principales de diferentes partes del mundo -más allá de su rango etario- es posible identificar a la Conectividad como idea unificadora, a través de Internet y las Redes Sociales, poniendo en evidencia cómo las nuevas formas de comunicación interpelan de igual forma a un chico de las urbes del Gran Buenos Aires y a uno de la región tropical de Filipinas.

Con un registro cinematográfico que varía su formato entre acto y acto, Williams consigue acercarnos a experiencias de geografías distantes pero más cercanas de lo que imaginaríamos en una primera instancia.