El atelier

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Cuando un atelier es mucho más que un simple atelier

Perdido, desorientado, se puede sentir un adolescente luego de terminar el colegio secundario. Pasar esa etapa es complicada para cualquiera. Cada uno lo asimila de distinta manera. Unos se adaptan mejor que otros. Y en ésta historia que se desarrolla en Francia, en realidad, puede ocurrir en cualquier otro país.

Realizada por Laurent Cantet en un puerto de la costa francesa llamada La Ciotat, el film describe las actividades que realizan siete adolescentes durante un curso de integración social. La tarea que les fue encomendada es estudiar en un taller de escritura de novelas dirigida por la profesora Olivia (Marina Foïs), quien es una reconocida escritora, pero le interesa y le gusta además involucrarse en la enseñanza del arte de escribir.

El grupo de estudiantes es heterogéneo, hay negros, blancos, musulmanes de origen árabe, etc. Cada uno de ellos vuelca su problemática durante las clases, en las que se dedican a pensar y escribir una historia policial. Y esos conflictos no sólo afectan la labor que tienen sino también la relación entre los compañeros. Entre ellos hay uno que se destaca por sus pensamientos radicalizados y la confrontación permanente con todos, especialmente con la profesora.

Antoine (Matthieu Lucci) es un rebelde, vive con sus padres y no tiene amigos. Mantiene ciertos vínculos a través de un primo mayor que él, compartiendo sus amistades.

El director delineó muy bien las personalidades y actitudes de los protagonistas, junto a los diálogos exactos de cada una de los personajes, como para que los choques permanentes sean justificados y creíbles. La incomodidad entre ellos flota en el ambiente durante cada escena.

Cuando comenzaron las clases en el taller parecía ser que estábamos en presencia de un simple y educador espacio, en más de un sentido, para desarrollar la creatividad narrativa de jóvenes de clase media en una provincia francesa. Porque las exposiciones de las ideas guiadas por Olivia, eran atractivas para observar y entender un poco cómo es el proceso de construcción de una novela. Pero con el transcurso de los días se transformó en otra cosa, en un duelo profesora-alumno, donde ambos exponen fuertes personalidades para sostener sus convicciones, pero, donde uno dará el paso al costado indefectiblemente.

“El atelier” se convirtió, finalmente, en una herramienta de autoconocimiento que ayudó a Antoine a cambiar su vida drásticamente.