El asesinato de la familia Borden

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Como barril de pólvora

Basado en hechos reales, no es la primera vez que la historia de esta tragedia es llevada al cine. Todavía sin aclarar, los responsables de la nueva traslación hacen hincapié en las versiones que más se sostuvieron Que toma a la hija menor de la Familia, Lizzie Borden (Chloë Sevigny) como principal sospechosa. Sin embargo el texto fílmico, a partir de instalarse como un gran racconto, rupturas temporales mediante, profundiza en las vivencias posibles y cuestiones intimas del personaje.

Esta idea de construir el relato sostiene el suspenso a partir de lo no dicho, el filme abre con el descubrimiento de algo que altera a Lizzie y se traslada a 6 meses antes. Al interrogatorio a la que es sometida.

Es por eso que por momentos parece que hay dos narradores, el omnisciente de siempre, el director y el otro, ella omnipresente, sin solución de continuidad ni saltos que perturben el curso de la historia que nos es contada. El resultado es la inmediata empatia con esa joven que en el momento de los eventos transitaba la tercera década de su vida, ya casi declarada solterona.

Lizzie a partir de su presentación, construcción y desarrollo del personaje, es mostrada como una mujer que va adelantada a su época, afianzado esto además por la relación demasiado cercana que establece con Bridget Sullivan (Kristen Stewart), la mucama de la familia. Ambas comparten un mismo derrotero en la vida de maltrato y opresión. En el caso de la finalmente acusada de los asesinatos que nunca pudo establecerse fehacientemente.

El filme se termina instalando en un muy buen ejemplo de thriller psicológico, sustentado por la muy buena dirección de arte, la fotografía, la escenografía y el vestuario puestos al servicio de la narración. La elección del tratamiento, cada plano dura lo que debe durar para instalar la información necesaria a fin de ir instituyendo un camino sin retorno.

Sin embargo lo más importante termina siendo la actuación de la actriz nominada al Oscar por “Los muchacho no lloran” (2000), sobre ella recae todo el peso del filme y sale airosa, muy bien acompañada por Kristen Stewart y el resto del elenco. Todo puesto al servicio de un marco que va proporcionando la idea de que algo está por suceder, ya sabemos que es así, sin embargo cuando explota las formas, el cómo, lo establecen, sorprende.

(*) Realizada en 1998, por Goran Paskaljievic.