El Ártico

Crítica de Nicolás Quinteros - EscribiendoCine

¡Viven!

El cine está plagado de historias de supervivencia. En muchas de ellas, un trágico accidente coloca a los protagonistas frente a situaciones extremas que deben enfrentar. Generalmente, a lo que hay que enfrentarse es a la propia naturaleza. Los escenarios pueden ser diversos: una selva tropical, el medio del océano, un caluroso desierto, o el frío glaciar de los polos.

Este último, es el caso de El Ártico (Arctic, 2018), en el que un piloto (interpretado por ese gran actor que es el danés Mads Mikkelsen), luego de que su avión cae a tierra, debe sobrevivir en tan inhóspito territorio. A pesar de la escasez de recursos, vemos que ha podido lograr una rutina que le permite sobrevivir: se alimenta a base de pescados, se mantiene relativamente abrigado dentro de los restos de su avión y hasta incluso puede emitir todos los días una señal de auxilio mediante el uso de un transmisor. Este delicado equilibrio, se verá trastocado cuando ya no este sólo en el ártico.

Si bien en muchos aspectos, Joe Penna, un popular youtuber devenido realizador, en su ópera prima recurre a muchos de los lugares comunes del subgénero del cine de supervivencia, por otro lado sorprende contando una historia sin prácticamente diálogos. Esto claramente refuerza la soledad en la que se encuentra su protagonista, pero al mismo tiempo revela una gran habilidad del director para contarnos la historia solamente a través de las imágenes, la puesta en escena y los primerísimos planos que resaltan las expresiones del rostro de Mads Mikkelsen.

Sin embargo, hay algo que no funciona en la película de este novel director. El registro cuasi documental con el que decide narrar la historia, tal vez aleje al film de lo emocional. Tampoco consigue generar que el espectador empatice con los personajes, lo que termina derivando en sensación de tedio y desinterés. Hasta la banda sonora de la película, resulta lacónica e insulsa.

Sam Fuller, en su famosa definición del séptimo arte, sostenía que en el cine hay “amor, aventura, acción, muerte... En definitiva, emociones”. Y eso, es precisamente lo que le falta a la película de Joe Penna: emociones.