El arte de la guerra

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Una biografía distinta

Wong Kar-Wai tal vez no sea muy conocido por la mayoría del público, pero desde hace ya casi 30 años su estilo visual ha sido uno de los más influyentes en el cine mundial. Su obra siempre estuvo marcada por un excepcional gusto por la belleza, una capacidad fuera de lo común para componer imágenes de un placer visual arrebatador.

Chungking Express, Fallen angels y Day of being wild fueron los primeros títulos que lo ubicaron en un lugar de privilegio en el panorama del cine mundial. Pero fue con su obra maestra Con ánimo de amar (2000) que impresionó verdaderamente, dejando para siempre su huella en la historia del cine. Su extraña secuela, 2046, fue, insolitamente, su film más taquillero y conocido en nuestro país. Luego de un gran paso –pero mal recibido– por el cine hablado en inglés con El sabor de la noche Wong Kar-Wai estrena un muy trabajado film biográfico centrado en la figura de Ip Man.
Ip Man fue un maestro de las artes marciales que alcanzó fama mundial por haber sido el maestro de Bruce Lee en sus primeros años. El protagonista es el actor fetiche de WKW, el extraordinario Tony Leung. Actor y director brillan en esta película que no es tanto un relato de artes marciales, como una contemplación acerca de la belleza coreográfica de esa disciplina. Más visual que narrativa, El arte de la guerra es una verdadera fiesta para los ojos.