El árbol de peras silvestre

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Sinan finalizó sus estudios. Dará examen como maestro estatal de primaria, base para un trabajo que le permita vivir. Pero él aspira a ser un escritor. Ya terminó lo que él llama ""metanovela"", algo más que sus observaciones íntimas. Con un ego a pleno, la audacia de la juventud y la seguridad de un adolescente, está dispuesto a meterse el mundo en el bolsillo.
Ahora vuelve al pueblo natal, en la ruralidad turca, ese pueblo del que no tolera su chatura. El resto son conversaciones con la vida. La mujer que alguna vez amó, la madre, los abuelos, un escritor al que admira, religiosos, un rompecabezas que deberá rearmar para meterse en la realidad.
El turco Nuri Bilge Ceylan ("Nubes de mayo", "Sueños de invierno") juega en las Ligas Mayores de los Maestros: Bergman, Kurosawa, Tarkovski. Sus filmes apuestan a la interioridad, a la reflexión, al silente rosario que se desgrana por horas mientras trascurre una cinta. Por eso sus películas exceden todo los límites del cine comercial. Ceylan toma las películas como largos ensayos para demostrar, asimilar, analizar hechos de la vida diaria.
Eso pasa en "El árbol de peras salvajes", película-ensayo sobre distintos temas que preocupan al hombre. Los sentimientos, la necesidad de vivir según los propios valores, la compleja trama del escritor de tomar seres como objetos para reelaborar ficciones, de alejarse de lo afectivo hasta que es tarde y envolviéndolo todo el karma del dinero como un bien que tuerce destinos y amarga la vida.

DAMERO DE LA VIDA
Ceylan, esta vez quizás más cerca del público por cierto humor, no siempre presente en sus filmes, extrae, como los viejos filósofos griegos, de lo simple, la complejidad, y de escenas aparentemente mínimas, una cinestesia de sensaciones (encuentro con Hatice, donde la Naturaleza en movimiento explica el goce de la vida simple y las palabras, la fragilidad del hombre que necesita lo innecesario).
Con bella fotografía, delicados toques musicales, grandes actores y un hilado de trama firme, Nuri Bilge Ceylan arma un mosaico sociocultural, donde el hombre en el inicio de la vida toma conciencia de la pluralidad de opciones, pero también del rigor del mercado que desequilibra un damero difícil de transitar.