El árbol de la muralla

Crítica de Fernando Iannantuono - Cine crítico

Reflexiones de la Shoah

Documental sobre las experiencias y secuelas sufridas por Jack Fuchs durante el genocidio Nazi. Interesante película que sigue a su protagonista en su vida cotidiana mientras en cada entrevista reflexiona sobre las múltiples aristas que dejó el holocausto, ya sean propias o más universales. Un documental simple, paciente y muy honesto que por momentos se pierde en la anarquía del recuerdo o en un pobre uso de algunas animaciones, sin embargo termina siendo un retrato fiel y muy atractivo.
"El árbol de la muralla" es un documental fascinante sobre lo que significa ser un sobreviviente del holocausto u el horror, en su visión más universal, y tener los suficientes años para que la herida cicatrice. En cada una de sus entrevistas, clases en facultades o charlas con conocidos, el protagonista intenta explicar cómo fue su experiencia, pero nunca puede lograrlo de forma completa. Como bien él recita, "Quien estuvo allá nunca puede transmitir lo que vivió", mientras también aclara "Quien no estuvo allá nunca se lo puede imaginar". Es decir, el ser humano realiza actos de los cuales no quiere saber nada.

Así es como "El árbol de la muralla" se forja como un relato simple e íntimo donde su protagonista junto a sus acompañantes reflexionan constantemente sobre su vida durante el antes, el mientras tanto y el después de la Shoah. Son sus múltiples resoluciones como que todos los judíos estuvieron condenados a vivir o a morir, lo que hacen del documental un ente muy interesante que obliga al pensamiento constante junto al visionado de las imágenes.

Sin embargo, la trama padece de serios problemas a la hora de constituirse. Las animaciones tan simples y tan comunes en los documentales no aportan nada a la historia y asimismo la música cobra una presencia tan poderosa que termina estorbando en vez de acompañar. No obstante, el mayor de los inconvenientes reside en los propios dichos de "Jack Fuchs" quien aunque pueda ser la persona más autorizada para decir tales comentarios, los mismos resultan ser demasiado superficiales. Son sus palabras que al intentar expresar de forma tan simple algo que él mismo admite no poder explicar lo que en gran medida hace de las posibles lecciones de vida en algo más bien obvio o irrelevante. Si bien es incuestionable el alto grado de valor que cada palabra suya tiene, es también bastante desilusionante salir del cine con la sensación de que se pudieron haber sabido cosas más profundas del señor Fuchs. Cuestiones que tal vez como termina la película, podrían ser analizadas en la próxima sesión.