El amor y otras historias

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Un título cuyos clichés resultan más interesantes que la pasiva desmitificación a la que apuntan.

Ver una comedia romántica hoy en día es el equivalente de ver una película de corte histórico; sabes el final incluso antes de ver el tráiler. Por lo que los guionistas del genero están doblemente obligados a construir un segundo acto que justifique la permanencia del espectador ante una historia que ya se sabe su final. Pero la de El Amor y Otras Historias es una curiosa excepción: En donde los clichés a ser criticados, resultan mucho más interesantes que la diferenciación con la realidad a la que apuntan.

¿Cómo está en el papel?

Pablo Diuk (Ernesto Alterio) es un escritor que recibe el encargo de un productor (Luis Luque) para escribir una comedia romántica ambientada en Madrid. Por otro lado, la vida amorosa de Pablo no pasa por su mejor momento dado a las fricciones que experimenta con su pareja (Julieta Cardinali).

Es a partir de acá donde la película se desdobla y cuenta paralelamente la historia de Pablo, y la del guion que está escribiendo: Una arquetípica historia de amor entre un chico y una chica (Quim Gutierrez y Marta Etura) con todos los clichés habidos y por haber del género.

La película parece contar la historia de alguien que, como cita el poster, escribe las historias de amor que no se anima a vivir, y ahí mismo reside el problema del guion. La intención es que nos identificásemos con el personaje de Alterio y simplemente descontar a la historia que escribe como solo eso. Pero la pasividad que expone el personaje es tal, que hace que no nos importe lo que le pase o si llega a cumplir sus objetivos. Nos termina interesando mas, a pesar de saberlo de antemano, como va a terminar la clichada historia que está escribiendo. ¿Y por qué? Sencillo, porque clichada y todo, en esa historia que escribe por lo menos pasa algo, por lo menos nos importa lo que le pase a esos personajes.

Si una historia que concebiste como un cliché le gana el pulso a la supuesta historia original que trata de contar que el amor de verdad no es como el de las películas, no es porque al espectador esta empecinado en no apostar por algo distinto, sino que en ese concepto “distinto” no le estas dando nada que lo motive, que lo enganche, que le dé ganas de seguir a ese personaje hasta el final, y la historia principal no tiene eso lamentablemente.

¿Cómo está en la pantalla?

Ernesto Alterio encabeza un reparto que es correcto en el aspecto interpretativo. El punto a destacar es Luis Luque en el rol del excéntrico y vivaracho productor que le da el encargo al personaje de Alterio. Por el costado técnico, solo puedo decir que está bien filmada, con cierto ritmo, y supo alternar en los puntos justos entre las dos historias.

Conclusión

Si hay una enseñanza que nos deja El Amor y Otras Historias es lo importante que es el desarrollo de personajes. No importa si la historia a contar es una innovación narrativa o una estructura que hemos visto millones de veces, un protagonista pasivo mata el interés del espectador. Algo es siempre mejor que Nada; el movimiento es siempre mas interesante que la quietud. El desacierto de la película fue el no tener en cuenta tan básica noción. Si el cliché a criticar genera más interés que el intento de hacer algo distinto, es porque en ese algo distinto estaba algo que andaba mal desde el vamos.