El amor se hace

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Todo lo que usted siempre quiso saber sobre sexo
Esta remake española de un film australiano tiene sus altibajos (habitual en obras corales) pero se ve con simpatía.

El título original de esta comedia española es "Kiki, el amor se hace". Pero no hay nadie con ese nombre. Se trata de una expresión popular de aquellos lares, según la cual un kiki se echa, o se le viene a las afortunadas. Por ahí va la cosa.

El asunto es cómo hacer para que se les venga. En especial si tienen harpaxofilia, dacrifilia, somnofilia, elifilia, dendrofilia, que es el amor exagerado por los potus, u otras parafilias que amablemente se ilustran.

En esto anda Paco León, famoso autor de dos guarangadas sevillanas, "Carmina y revienta" y "Carmina y amén", con su propia madre como protagonista. Ambas obras tuvieron tal éxito entre los suyos, que unos productores le pidieron rehacer "a la española" una comedia sexual australiana con varias historias entremezcladas, "Little Deaths" (Josh Lawson, 2007), llamada así en referencia a esos momentos posteriores al orgasmo donde la gente baja la guardia y confiesa cositas inconfesables.

Pero el humor de la australiana sólo podía gustarle a los canguros, y eso con reservas. León aplica a esas mismas historias un costumbrismo desenfadado, a lo García Berlanga, donde seres normales, dentro de lo que cabe, tratan de integrarse a los disparates de la vida posmoderna (por ejemplo, una pareja perdida en un bar sadomaso), o dicen las cosas más inesperadas (la médica: "me tengo que olvidar de operar con tacones"), o arman puestas en escena para lograr lo soñado y quedan al borde de la pesadilla, todo por amor. Porque en este caso no se trata del kiki solamente, sino del amor. Ahí está el detalle, como decía Cantinflas. Cierto que algunas historias, algunas criaturas, interesan más que otras (defecto habitual de este tipo de obras), además el ritmo inicial no se mantiene, pero el conjunto se ve con simpatía. Tiene frescura, aunque transcurra en el verano madrileño. Tiene intérpretes agradables, como el mismo director con la argentina Ana Katz (pareja que va a terapia), Belén Cuesta (la tercera "en concordia"), Natalia de Molina y Alex García (los primeros) o Alexandra Giménez (la loca por la seda). Y tiene el viejo "Eso es el amor" en versión instrumental de Frank Pourcel, lo que agrega un punto a favor. Claro que si hubiera sido en versión de Abbe Lane le agregaríamos cinco puntos.