La trama nos introduce en los conflictos conyugales cuando después de varios años de convivencia, el nido queda vacío, ya que su hijo Luciano (Andrés Gil) de 20 años decide irse a estudiar a España. A partir de esta situación aparece la falta de deseo, el fuego entre ellos terminó, ya no se encuentran motivados, surgen una serie de interrogantes, deciden separarse y vivir otras experiencias.
El film tiene muy buenos diálogos, referencias a la literatura, actuaciones que se destacan más que otras pero sin lugar a duda la de Moran y Darin es la que sobresale, tienen muy buena química, hablan a cámara, son excelentes y traspasan la pantalla.
Viven una serie de situaciones entre divertidas y emocionantes. A la vez, Ellos tienen una pareja de amigos interpretada por Luis Rubio y Claudia Fontán quienes viven una sucesión de mentiras y secretos, por otra parte están las que viven las personas de tercera edad interpretadas por Norman Briski que es el papá de Marcos (Darín) y Claudia Lapacó, como la madre de Ana (Morán).
Los protagonistas viven un gran itinerario amoroso, con situaciones ingeniosas, alocadas y divertidas. Por un lado Marcos tiene una cita con una psicóloga Marcela (Andrea Politti) y en el caso de Ana (Morán) conoce a un exótico vendedor de perfumes (Juan Minujín) y continúan conociendo una serie de personajes compuestos por: Andrea Pietra, Gabriel Corrado y Jean Pierre Noher, entre otros.
Aquí el guionista argentino Juan Vera debuta como director, en esta cálida comedia romántica tiene muchos elementos que va a satisfacer a quienes la elijan (a pesar que le sobran unos 20 minutos o más), logra interesantes climas y algunos espectadores hasta puedan sentirse identificados, además te puede llevar a la reflexión.