El amor menos pensado

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

El amor indescifrable, el amor del compañerismo, el de la pasión, el del aburrimiento. Todos atraviesan “El amor menos pensado”. Marcos y Ana llevan 25 años de pareja, se gustan, se coquetean, se acompañan, pero también se chocan con el hastío. Ese hastío se hace carne cuando su hijo decide irse de casa para salir de viaje sin rumbo fijo y sin fecha de regreso. Ese autodescubrimiento se mimetiza con el sentimiento de la pareja. Porque ambos deciden hacer su propio viaje, pero solos. Todo comienza cuando él le pregunta “¿Qué sentís por mí?” Y esa inquietud lleva implícita una trampa. El objetivo era saber si ella estaba enamorada de él, para de paso decir en voz alta si él todavía estaba enamorado. Ella y él no son otros que Mercedes Morán y Ricardo Darín, dos personajes hechos a la medida de Juan Vera, un director que llega a una ópera prima después de décadas de trabajar en la producción y guiones de decenas de películas argentinas. Y lo bien que hizo en ponerse detrás de cámara, porque los textos que escribió pintan los claroscuros de una pareja que lucha contra el paso del tiempo. Sin bajar línea, el realizador hace foco en que no es necesario atravesar una crisis para emprender otro camino. Su amplitud para tocar el tema del amor lo lleva a hacer un muestreo de otras parejas, como lo son la de sus principales amigos (interpretados magistralmente por Luis Rubio y Claudia Fontán), y también por las relaciones que cada uno tendrá durante la separación. No sólo los protagonistas se lucen, también el elenco de estrellas donde sobresale Andrea Politti. El humor tendrá una importancia clave, no sólo en el tono de la película para desdramatizar las situaciones críticas, sino también porque queda flotando la idea de que sin humor no hay amor.