El amor dura tres años

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Otra vez el cine francés renueva la comedia romántica. Siempre de avanzada. Acá Frederic Breigbeder arma en “El amor dura tres años”(Francia, 2013) una elegía al amor en sus primeros momentos y luego una alegoría sobre el mismo tema.
Hay un crítico literario llamado Marc (Gaspar Proust) que despechado luego de su divorcio (porque tenía una idea muy “publicidad” sobre el amor) decide escribir bajo seudónimo uno de esos libros para Dummies basándose en su propia experiencia amorosa y a modo de desalentar al mundo entero a comprometerse y casarse.
Ese libro lo escribe desde el dolor, y luego de intentar suicidarse (“ todo hombre que sigue vivo después de los treinta es un imbécil” afirma).
Pero en su camino de “recuperación” que incluye miles de salidas a discotecas y encuentros esporádicos con mujeres, se cruza con Alice (Louise Bourgoin), la mujer de su primo, y se deslumbra. Alice es una especie de Rita Haywort, pelirroja, pasada por el tamiz de la Sharon Stone de Bajos Instintos, que seduce con solo mover un dedo.
Tienen algo, breve, y el se desespera por conseguir nuevamente su amor. Pero claro está, como en toda rom com que se basa en un amor maldito, habrá un secreto, en este caso el libro que escribió sobre el amor, y que intenta a toda costa que no salga a la luz la verdadera identidad del escritor.
Breigbeder construye su relato sobre la base de todas las películas cursis y las deconstruye, a lo método teatral de Bertol Brecht, con miradas a cámaras, diálogos directos al espectador, referencias a la tecnología y máximas de antología. “El amor en el siglo XXI es un mensaje de texto sin respuesta” grita Marc, y uno piensa en la crudeza y veracidad de esa frase.
¿Qué es el amor después del amor?¿Existe una fecha de vencimiento en los sentimientos? Con una estructura episódica (separada por títulos como “coqueteando con el desastre” ó “dejar ir a la felicidad antes que ella te deje a ti”)
Alice lo atrae, la cita en un hotel (oh casualidad llamado “El amor”), se imagina 20 posibles ingresos al lobby, cuál será la real. Todo el tiempo juega el realizador con el espectador quebrando el contrato de lectura clásico del cine contemporáneo.
Marc tiene una familia que lo presiona (padres escritores) y una serie de amigos que se traicionan entre sí pero que lo apoyan en su camino para liberarse o encontrar el amor, según el momento del film que se trate.
Rondando el slapstick y la clásica comedia de gags (atención a la escena cuando se revela su identidad como autor del libro que defenestra la vida en pareja y a los chistes que le realiza su editora durante toda la cinta) “El amor dura tres años” es una fresca novedad francesa que a modo de Roland Barthes y su “Fragmentos de un discurso amoroso” reafirma la idea del amor en la palabra de Bukowski (retomado por viejos footages) y algunos filósofos como Pascal Bruckner o Jean Didier Vincent para alentarnos a seguir apostando por vivir en pareja.