El amarillo

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Algún lugar en ninguna parte

El amarillo, ópera prima de Sergio Mazza, se estrena en el Malba y el Arte Cinema junto a Gallero, su segundo film. Relato denso pero agradable al que hay que darle tiempo para apreciar su encanto, así como le sucede al protagonista con los demás personajes del film.

El amarillo es el nombre de un cabaret de mala muerte situado en las afueras de un pueblo entrerriano. Allí llega un extranjero (Alejandro Barratelli), del cual no sabemos absolutamente nada. El hombre quedará impregnado por el lugar y sus habitantes, al igual que por la bella cantante que interpreta Gabriela Moyano. Entre ellos nacerá una particular relación.

Sergio Mazza narra a través de los ojos de su protagonista el cotidiano día a día de los habitantes de El Amarillo. Cada persona que llega al lugar valoriza la belleza del sitio por más decadente que sea. El director nos introduce a través de planos largos y morosos en este universo, para describirnos el acontecer de los lugareños, resaltando lo atractivo en semejante espacio olvidado –y abandonado- del mundo.

El director construye un relato cansino pero agradable, la frescura de sus criaturas nos permiten conocer El Amarillo. A partir del protagonista, accedemos a este mundo ripsteniano. Pero Mazza, a diferencia de Ripstein, salva a sus interlocutores de la perdición, mostrándolos como seres en su accionar, sin juzgarlos jamás y admirando lo que tienen para dar. Es así como el extranjero recibe el rechazo constante –inicialmente- de los habitantes, y poco a poco, se va ganando su espacio a fuerza de perseverancia y comprensión.

Esa perseverancia y comprensión deberá tener el espectador frente a la obra de Sergio Mazza, para poder rescatar sus virtudes y adaptarse a su ritmo. No diga que no le avisamos.