El agente de C.I.P.O.L.

Crítica de Guillermo Monti - La Gaceta

Sofisticada, divertida y bien resuelta.

En plena Guerra Fría, un agente de la CIA y uno de la KGB -enemigos a muerte- se ven obligados a trabajar juntos. Con la ayuda de un científico que trabajó para las nazis, una poderosa empresa está desarrollando una bomba nuclear. Es imperioso detener esos planes.

El pasaje: una persecución automovilística con forma de pasos de ballet, coronada por un gran escape sobre el muro de Berlín. una joya: la selección musical, armada con bellísimas canciones -sobre todo italianas- de los 60.

Mientras James Bond y Ethan Hunt se acomodan al paso del tiempo, Napoleon Solo e Illya Kuriakin permanecen anclados en su época. No podía ser de otra manera. La impensada y formidable asociación de un estadounidense y un soviético sólo tiene su razón de ser en el marco de aquel mundo bipolar que ya es historia. Gracias a ese original planteo la serie de TV en la que está basada la película fue éxito en los 60. La versión cinematográfica se hizo esperar (incluso formó parte de la carpeta de proyectos de Quentin Tarantino), hasta que, afortunadamente, quedó en manos de Guy Ritchie.

Solo es un bon vivant devenido espía por la fuerza. Derrocha elegancia, charme e inteligencia. Kuryakin, un portento físico, está marcado por un pasado complejo y el autocontrol no figura entre sus virtudes. Robert Vaughn y David McCallum formaron una dupla inolvidable en la TV, así que no es sencilla la tarea para Henry Cavill (sí, el actual Superman) y Armie Hammer. Hay química en la pareja y puede ampliarse generosamente en el caso de una secuela, que quedó servida en bandeja.

Para que “El agente de CIPOL” funcione es imprescindible tercerizar un villano y en este caso son nazis con sed de venganza. Actúan con el respaldo de una familia italiana (los Vinciguerra), en la que destaca Elizabeth Debicki; hermosa, gélida y letal. A Solo y a Kuryakin los ayuda la hija del científico alemán que es la llave de la solución. La juega Alicia Vikander, figurita en ascenso imparable. Pero el que está realmente bien, aunque en un papel poco desarrollado, es Hugh Grant. Hace de Waverly, el jefe de la organización CIPOL, a cargo de Leo G. Carroll en TV.

Ritchie, que cuando quiere puede ser desenfrenado, dotó a su película de mucha clase. Las locaciones, los vestuarios y los gadgets sesentosos brillan de principio a fin. “El agente de CIPOL” es un juguete atractivo, por momentos tan distante como la elegancia que lo caracteriza, pero absolutamente disfrutable.