El agente de C.I.P.O.L.

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

ORIGINAL RECREACIÓN CONCEPTUAL Y ESTÉTICA DE "EL AGENTE DE CIPOL" POR UN INSPIRADO GUY RITCHIE

La mejor manera de traer al siglo XXI una serie legendaria

De toda la lista interminable de remakes de series de TV de las décadas de 1960 y 1970, la que había quedado a salvo de nuevas versiones para cine que nadie necesita era "El agente de CIPOL", famosa no sólo por el espía elegante Napoleón Solo (Robert Vaughn), sino también su segundo en la lucha contra la organización archicriminal THRUST, nada menos que el agente soviético Yllia Kuryakin (David McCallum), detalle totalmente inusitado para una serie producida en plena Guerra Fría.

Este detalle original de reunir agentes del mundo capitalista y del comunista para combatir a un enemigo común se daba por hecho en la serie clásica, ya que evidentemente dar demasiadas explicaciones al respecto hubiera sido más complicado y poco conveniente para un show masivo de televisión.

Por eso, lo que le da su razón de ser a esta nueva versión de Guy Ritchie es detenerse especialmente a contar el origen de UNCLE (el hecho de que la sigla original se lea como "tío" en inglés marcaba ya desde el título la cualidad sutilmente satírica del asunto), una historia que había que inventar de cero y que, a decir verdad, siempre provocó curiosidad en los fans de la serie original, que duró cinco temporadas, pero que generó una notable saga de telefilms sobre Solo y Kuryakin (en la Argentina se estrenaban en cine y luego recién iban a la TV) y hasta una serie propia para "La chica de CIPOL".

El recurso de tener algo nuevo y genuino que contar no sólo logra que la premisa se vuelva más interesante, sino que vuelve más aceptable la descripción de los dos espías principales. Según esta remake de Ritchie, Napoleón Solo tiene un pasado criminal y hasta traiciona a su organización con pequeños negocios corruptos, mientras que Kuryakin es un urso con una fuerza física casi sobrehumana y un carácter siempre al borde de la explosión violenta, lo que en realidad no tiene nada que ver con el intelectual y especialmente cerebral David McCallum de los 60.

Pero aquí el punto es el estilo más que la sustancia, y lo que entretuvo al director fue armar una especie de revisión a su gusto de la estética sixtie, mezcla de la típica imaginería Mod aplicada últimamente a todo tipo de superproducciones hollywoodenses -incluyendo los Minions- con un original giro hacia "Il Sorpasso" y el look de las películas italianas de aquellos años locos en los que el más granado cine intelectual de Fellini y Antonioni podía tener una estética ultramoderna. Esta mezcla le da al nuevo CIPOL detalles divertidos, y justamente funciona mejor en todo lo relativo a la parte satírica de estos espías, descuidando un poco la parte dramática y violenta de los personajes. Todo lo visual es impactante, lo que combinado con la formidable banda jazzística de Daniel Pemberton -muy al estilo de Lalo Schifrin, compositor de algunos de los temas del viejo CIPOL-, que además no deja de meter mano cuando puede al catálogo original del Morricone de los 60, logra que más allá de que la trama o el suspenso no siempre sean parejos siempre haya algo atractivo en la pantalla.

Y hay grandes escenas, empezando por la brillante fuga de la cortina de hierro de un Napoleón Solo perseguido por su enemigo Illya. Eso sí, el dúo estelar formado por Henry Cavill y Armie Hammer no logrará borrar el recuerdo de los agentes de CIPOL de la TV.