El abogado del crimen

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

ENTRAR ES FACIL, PERO...

Un abogado que atraviesa problemas económicos se mete en el mundo del narcotráfico cuando acepta actuar como escolta de un cargamento de droga que proviene de la frontera mexicana a los Estados Unidos. Claro, cuando quiere escaparse comprende que en al mundo de la droga es fácil entrar pero difícil salir. Este es el punto de partida de este “film noir” de Ridley Scott, extravagante y discursivo. El libro es de Cormac McCarthy (No hay lugar para los débiles, “La carretera”) un escritor que no da salidas y que envuelve a sus criaturas en los pliegues de un fatalismo oscuro. Hay más palabras y sorpresas que acción, es vertiginosa, excéntrica y sus personajes no van más allá del estereotipo al borde de la caricatura. El filme es retorcido, tiene sangre, pero no pasa de ser un juego confuso y disparatado al que ni siquiera su cambios de escenario (Estados Unidos, México, Amsterdam, Londres) ni su fuerte elenco (Michael Fassbender, Brad Pitt, Cameron diaz, Javier Bardem, Penélope Cruz) consiguen darle vid a este desfile de tipos divagantes que se la pasan recitando citas y consejos y que acaban siendo más llamativos que interesantes.