El 5 de Talleres

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

La vida en juego

Adrián Biniez vuelve al cine a 5 años de Gigante, ópera prima por la que obtuvo numerosos premios en diversos certámenes, incluido el prestigioso Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Su nueva película, titulada El 5 de Talleres, se adentra en el fascinante mundillo del fútbol de ascenso argentino (más precisamente, la Primera C).

El Patón Bonassiolle (Esteban Lamothe) es el mediocampista central de Talleres de Remedios de Escalada. Es el referente dentro y fuera del verde césped y el más querido por la hinchada. La cuestión es que en una jugada al Patón se le va la “un poquito” la pierna (conducta habitual en su prontuario) y el tribunal de disciplina lo suspende por varias fechas, dejándolo disponible para volver a jugar solo en los últimos 3 partidos del torneo. Esa sanción lo lleva a decidir que al final del torneo se retira de las canchas.

El problema para el Patón es que la decisión trae aparejada un montón de dudas sobre el futuro que se le presenta por no tener terminada la secundaria o una profesión desarrollada para poner un poco de luz a su nublado provenir. Su mujer (Julieta Zylberberg), compañera incondicional e incluso su profesora en los tiempos libres fuera del trabajo y los entrenamientos, lo ayuda a enderezar la nave y aclarar sus ideas para juntos encontrar la vida en juego afuera de las canchas de fútbol.

Adrián Biniez lleva adelante un relato intimista y sólido sobre los problemas que atraviesa un deportista que no tiene la vida salvada al dejar su profesión.
El fútbol es un deporte difícil para el cine. Su dinámica de lo impensado (sin dudas su condimento más atrayente) es algo casi imposible de trasladar a la gran pantalla. Quizá fue por eso que Adrián Biniez se encargó de retratar la vida de un futbolista más afuera que adentro del campo de juego, pero sin dejar de lado todo lo que rodea a la selva del fútbol. Dirigentes, barras, representantes, periodistas, todos desfilan con peso en la historia de El 5 de Talleres, no son meros asistentes para hacer más representativa o verosímil la película. Biniez lleva adelante un relato intimista y sólido sobre los problemas que atraviesa un deportista que no tiene la vida salvada al dejar su profesión. En el transcurso del partido, su realizador consigue trasladar, con asombrosa sencillez, comicidad y dramatismo, el mundo del ascenso argentino (esa categoría alejada de las portadas de los matutinos deportivos, donde todo se hace a pulmón por el club amado) con un conocimiento realmente elogiable.

La genia de Julieta Zylberberg (<3) acompaña a Lamothe con una química fascinante y esperable, ya que desde hace tiempo ambos son pareja en la vida detrás de las cámaras y tienen un hijo de 2 años. El crack de Esteban Lamothe le pone el cuerpo y el corazón a su Patón. Ese rústico mediocampista central, de pocas palabras y sangre caliente, es el tipo de jugador que tanto nos gusta reverenciar. El panteón de los ídolos siempre tiene un lugar reservado para esos jugadores metedores que dejan todo en cada pelota, porque juegan como hinchas. Esos tipos con las bolas bien puestas que entienden que en cada partido la vida está en juego, nada más y nada menos. Bien por Biniez, Zylberberg, Lamothe y El 5 de Talleres que saben mostrarnos con corazón y pases cortos ese espíritu de superación constante que se necesita para triunfar adentro y afuera de una cancha de fútbol.