El 5 de Talleres

Crítica de Fernando Herrera - Mirar y ver

Costumbres argentinas

El Patón Bonassiolle es el volante central de Talleres de Remedios de Escalada. Es también el capitán y el emblema del equipo. Adrián Biniez, encara su historia con solvencia, retratando con amabilidad el juego brusco del Patón, reflejando con lirismo su rusticidad.

El director ya había tenido un debut Gigante y ahora opta otra vez por una historia mínima. La de un jugador con empeño pero sin demasiadas luces que está a punto de retirarse. Pero en el medio (y el medio es el motor de esta propuesta) hay otra historia, la de la relación del Patón con su mujer, que es la que genera los mejores momentos de la película.

Más allá de que los protagonistas, Esteban Lamothe y Julieta Zylberberg, sean pareja en la vida real, hay una química y una verosimilitud que saben trasladar a sus personajes, volviéndolos creíbles y queribles. Como en cualquier sacrificado equipo de ascenso, los personajes secundarios acompañan y ayudan sin desentonar. Mención especial para Néstor Guzzini, el actor de Tanta agua compone a una especie de Caruso Lombardi en desgracia.

Con El 5 de Talleres Biniez demuestra habilidad para amagar al costumbrismo, a la comedia y al drama y resolver por su cuenta, sin hacer una de más. Cultiva el medio tono sin remedios ni escaladas.