Efectos colaterales

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Peor el remedio

En su despedida como cineasta, el director de “Traffic” regala un thriller con todas sus marcas. Camaleónica actuación de Rooney Mara.

La manifiesta despedida de Steven Soderbergh de la dirección en cine -planea seguir haciendo TV, harto de los manejos de los financistas en Hollywood- es un trabajo que lo representa ciento por ciento.

Efectos colaterales es un thriller en el que los personajes principales no son buenos ni malos, ni héroes ni villanos, son todos ambiciosos y han hecho -o harán- lo impensable para destrozar, arruinarse sus vidas.

Son personajes ambiguos, sí, pero egoístas al extremo. La trama depara, como todo buen thriller, más que vueltas de tuerca en su desarrollo, sorpresas difíciles de prever.

La historia se centra en Emily Taylor (la siempre camaleónica y sorprendente Rooney Mara). Cuando su marido (Channing Tatum) sale de la cárcel tras cuatro años en prisión por manejos fraudulentos, Emily se siente algo perdida. Se sube al auto en su garage, apunta a un muro, aprieta el acelerador y choca. En el hospital, por su intento de suicidio, la atiende el psiquiatra Jon Banks (Jude Law), quien ante la depresión de Emily le receta Ablixa, un antidepresivo en etapa de estudio.

No tardan los efectos colaterales, al margen de las virtudes del medicamento que promueven los anuncios de la TV y la web. Somnolencia, sonambulismo, renovación del apetito y voracidad sexual. Y Soderbergh ahí sirve el thriller: se produce un asesinato.

Los ataques y acusaciones a la industria farmacéutica están casi en primer plano, pero lo central más que la protesta es cómo se desenvuelven los personajes mencionados, más la psiquiatra que interpreta Catherine Zeta-Jones, que atendía a Emily y ha promovido las bondades y excelencias del remedio.

Soderbergh ama los filmes corales. Desde sexo, mentiras y video, pasando por Traffic y la saga de La gran estafa, prefiere repartir protagonismo. También opta por no ahondar en la problemática farmacológica, y su denuncia es a los personajes tramposos del argumento.

Si en el cine es hasta aplaudible que nos engañen, Soderbergh no lo hace. Las cartas están jugadas desde la primera toma, un paneo aéreo que termina en un edificio de Nueva York (¿qué es?) y sí juega con la percepción del espectador.

Película de tensión, de climas, y de personajes, Efectos colaterales enlaza al espectador y si cuando se acerca a la resolución puede ser maniqueísta y algo simplista, el tono, la sequedad, los engaños e intrigas se sostienen. Es un thriller sin revólveres, sin balas, que se desarrolla tanto en la mente del espectador como en el mundo de la psiquiatría sin remedios.