Efectos colaterales

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Hace sólo unas semanas, este mismo cronista se encargaba de cuestionar la ecléctica carrera de Steven Soderbergh plagada de títulos dispares, algunos mejores que otros, y quizás hasta ahora no había alcanzado la gloria de una gran obra cinematográfica. Hace un año, cuando presentó Haywire, Soderbergh anunció que se retiraría del cine próximamente, que sólo le quedaban tres películas por delante. Al film de acción con Gina Carano, le siguió Magic Mike de la cual hablamos en su momento, y ahora estamos ante su (supuestamente) penúltimo film; y de ser sincero, las expectativas por los últimos trabajos no eran las más altas.
“Efectos Colaterales” es un film cambiante, que va variando su trama a medida que avanza, muta en su contenido y en su forma, pero que en todo momento atrapa, deslumbra; sí, Soderbergh consiguió su gran obra.
Con un guión del mismo autor de “Contagio” (otro film anterior suyo, menor, pero que guarda algunas similitudes con este), comienza como la historia de los Taylor, un matrimonio joven y adinerado; él, Martin (Channing Tatum, extraño actor fetiche del director acá en una labor aceptable) ha caído en prisión por tráfico de influencia; ella, Emily (Rooney Mara, lejos de la ampulosidad de “La chica del dragón tatuado”, en un verdadero gran papel) lo espera ansiosamente, y todo parece volver a andar perfecto. Pero hay determinados signos en ella que indican lo contrario, como una perturbación, un trauma; a la salida de un garage ella chocará su auto contra una pared, desatando una crisis psiquiátrica. Por el acontecimiento será internada y atendida por el Dr. Banks (Jude Law que vuelve a demostrar ser mucho más que un rostro de porcelana) que la tratará con distintas pastillas.
Emily no parece mejorar, cada vez se la ve peor, actúa erráticamente, atraviesa lapsus de fuerte depresión, sonambulismo, y hasta ataques de pánico. Banks irá cambiando de medicamentos, combinará, hasta hará una prueba con una droga alternativa (la cual el laboratorio le paga por hacer dicho “experimento”); y recurrirá a una anterior psiquiatra de Emiliy, la Dra, Siebert (Catherine Zeta-Jones en una de sus mejores interpretaciones) que revelará algún hecho y aconsejará a Banks una nueva droga; todo esto desembocará en el primer giro en el argumento, el cual, por supuesto, no develaré.
Como un consejo, es conveniente ir a ver “Efectos Colaterales” con la mínima información necesaria, sin saber mucho de su argumento, menos haber visto el trailer (demasiado revelador); dejarse llevar por este entuerto que cambiará y virará varias veces, pero siempre acompañado por el espectador, nunca se vuelve confusa. Lo que en un primer momento pareciera ser las pequeñas delicias de la vida joven burguesa y las trampas del mundo de la medicina psiquiátrica desembocará en algo muy distinto sin perder ni un poco el interés.
Soderbergh solía destacarse en sus films por la cuidada fotografía y aquí recordó cómo hacerlo, “Efectos Colaterales” será brillante y majestuosa cuando lo necesite y oscura en otros momentos precisos. El ritmo del montaje también será el adecuado para que nadie se pierda o se maree como en una montaña rusa. Todo parece encajar adecuadamente.Lo dicho, las actuaciones son otro gran aporte sumadas a una buena dirección en ese sentido, todo es armonioso, como en una buena labor de artesano.Es una gran sorpresa, es difícil adelantarlo a principios de año, pero puede ser uno de los grandes films del año. Sin lugar a dudas estamos ante una película de género hecho y derecha, de esas disfrutables entre ambas secuencias de créditos. Ahora sí, no queremos que Soderbergh se vaya.